Capítulo 9: Déjà vu

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—No eran telarañas, Harley, debió de ser mi espuma para el cabello —se excusó Peter—. Sí, es muy viscosa y transparente y pegajosa como...

—¿...una telaraña? —preguntó Harley.

—Pero sin serlo —respondió Peter, Harley levantó las cejas—. Y sobre el traje, Kate, no quería decírtelo, pero soy cosplayer.

Kate abrió mucho los ojos.

—¡Qué divertido! ¡Hagamos uno juntos! —exclamó ella aplaudiendo de la emoción. Yelena y Harley le observaron levantando una ceja—. Digo... ya claro —se corrigió apartando la mirada para hacerse la interesante.

—Y sobre lo de gatear sobre el techo... estabas cansada, Yelena, eso fue solo un efecto óptico. No te fijarías bien.

—¿Un efecto óptico? —repitió ella bajando las piernas de la mesa en la que estaba apoyada de la impresión—. ¿Me estás llamando loca? A ver, Peter, tú que eres tan listo. ¿Cómo quieres que eso sea un efecto óptico?

—Podría serlo —respondió él.

—No hay absolutamente ninguna lógica en eso —contestó Yelena—. Si quieres fingir que no eres Spiderman por lo menos cúrrate un poco más las excusas, Peter, pero "efecto óptico" eres mediocre, menos mal que no tienes malos compañeros de piso.

Peter dio un suspiro.

—Supongo que... ¿puedo confiar en vosotros? —preguntó.

—Ojo de Halcón confío en mí —respondió Kate.

—Y Iron Man en mí aun teniendo diez —recordó Harley.

—Además no te queda otra —añadió Yelena apoyada sobre la palma de su mano, el resto le fulminó con la mirada—. ¿Qué?

—Bueno —aceptó Peter, tomó aire y dijo—: Soy Spiderman.

—¡Guau! —fingió impresionarse Yelena—. ¿En serio? ¿Quién lo diría?

Peter frunció el ceño.

—Necesitas un equipo —dijo Harley, Peter abrió mucho los ojos. No, no quería eso. No de nuevo. Si volvía a tener un equipo, podía volver a perderlo.

—No —respondió Peter—. No puedo.

—Eso mismo decía Ojo de Halcón —dijo Kate—. Y siempre necesitó ayuda, en realidad, como todos, no puedes cargarte todo tú solo.

—Exacto —respondió Harley—. O acabarás como Ladybug.

—¿Qué? —cuestionó Peter confuso.

—Por eso tenía que dejar de vivir con mi hermana pequeña —dijo Harley para sí.

—En cualquier caso, podemos ser tu equipo —prometió Kate ignorando a Harley—. Te ayudaremos con los casos, a fotografiarte y a muchas cosas. Tenemos sangre de personajes secundarios en la vida de los vengadores. Créeme.

—¿No podéis ser terciarios? —preguntó Peter mientras notaba como se le aceleraba el corazón—. ¿Al menos?

—¿Por qué no quieres que te ayudemos? —inquirió Harley—. ¿Crees que no estamos a la altura?

—No —respondió Peter—. Yo... —Miró su plato de comida y dio una pequeña arcada—. No tengo hambre. Yo... necesito estar solo. Yo... ¡adiós! —Y salió corriendo.

Huyó hasta el cuarto de baño donde se encerró y por si fuera poco se sentó sobre la puerta. Extendió sus piernas y trató de controlar su respiración acelerada. Sus ojos veían la imagen de Ned y MJ cuando se despidieron o la de Doctor Strange manteniendo el hechizo antes de despedirse de él también para siempre y acabar con los recuerdos de sus seres queridos.

—MJ, Ned —se dijo abrazando sus rodillas, les echaba tanto de menos.

Buscó su móvil para mirar sus perfiles como de costumbre, pero se lo había dejado en la cocina. Sin nada que hacer observó el baño. De la punta del grifo caían unas gotas cada ciertos segundos. Permaneció en ese punto fijo hasta que oyó una voz detrás de la puerta.

—¿Peter? —preguntó Kate—. ¿Estás bien?

—No tenemos que ser tu equipo si quieres —susurró Harley.

Peter pegó un suspiro. Ojalá pudiese explicarlo, pero es que... no podía seguir perdiendo gente y parecía que las personas que quería y descubrían su identidad, después desaparecían.

—Lo siento —se disculpó abriendo la puerta—. Es que...

—Podemos imaginarnos el qué —dijo Kate con una sonrisa—, pero nos da igual estar en peligro. Aunque no lo haremos si no quieres.

—No es eso —dijo Peter—. Es que ya he perdido a tantos.

Harley hizo una mueca.

—No nos perderás a nosotros —prometió poniéndole la mano en el hombro.

—No sé —respondió Peter quitándosela—. Es que parece que traigo conmigo la muerte y el olvido. Soy un gafe.

Harley y Kate se miraron.

—Escúchame, chico —dijo Yelena—. Llevo toda mi vida siendo una viuda negra y cuando empezaba a ser feliz, desaparecí y descubrí que mi hermana había muerto. No eres el único gafe aquí. No puedes aislarte. No lo merecemos. Sí, hemos tenido mala suerte, ¿y qué hacemos? ¿Nos aislamos de pronto?

—Además menos por menos, más —apuntó Harley señalando a Yelena y Peter.

Yelena, quien solía mirar mal a Harley por sus ocurrencias, esta vez le sonrió y trató de animar a Peter con lo mismo.

—No tenemos que combatir con el crimen, Peter, pero podemos estar juntos. Somos compañeros de piso —dijo Yelena—. Es lo que toca.

Peter dibujó una sonrisa en su rostro, luego volvió a suspirar. Lo mejor era callarse, pero ya no podía aguantarlo más, tenía que compartir como se sentía, de verdad lo necesitaba.

—Tengo que contarlo —se hartó—. No puedo decírselo a nadie más que a vosotros. Yo... —vacilón unos segundos, tragó saliva y preguntó—: ¿Sabéis quién es Doctor Strange?

—Claro, me choqué con él en el funeral sin querer, fue incómodo. Se puso muy serio y creo que me crítico con el otro hechicero —recordó Harley, Peter negó con la cabeza tratando de pasar del chico.

—Pues con él empezó todo... —explicó el superhéroe.

Compañeros para SpidyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora