Capítulo 1: Negociaciones

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Harley miraba el móvil con indiferencia, pero Peter no podía estar más nervioso. Habían pegado en la casa de Kate al menos cinco veces, pero ella no respondía.

—¿Dijo hoy? —preguntó Peter revisándolo en su teléfono, Harley puso los ojos en blanco antes de arrebatarle el móvil.

—Sí, dijo hoy —respondió él—. Lo has comprobado veinte veces. —Peter suspiró mientras Harley le devolvía el móvil—. A lo mejor se ha olvidado —aventuró él.

—Siento el retraso —dijo de pronto Kate abriendo la puerta. Peter y Harley se miraron—. Se me había pasado.

—Hemos pegado al timbre varias veces —señaló Harley—. ¿No lo has oído?

—Sí —respondió Kate—, pero siempre lo ignoro. Luego me he acordado. —Kate soltó una risita y Peter y Harley compartieron una mirada—. Pasad —solicitó la chica—. Y espero que no os den miedo los perros. —Kate comenzó a subir las escaleras seguida por Harley y Peter—. Uno de los dos se llama Peter, pero ¿quién es el otro?

—Yo soy Harley —se presentó él.

—Harley, vale —respondió Kate—. Y tú Peter —sobreentendió señalándolo, él asintió—. Vale ahora cuidado con Lucke. No hace nada, pero que sepáis que está ahí.

—Hablas del perro —entendió Harley, Kate asintió y abrió la puerta de su piso.

Un perro canela apareció moviendo la cola con entusiasmo para recibir a su dueña. Era de un tamaño mediano, con el pelaje suave y un solo ojo.

—Venid, pasad a la cocina —solicitó Kate dejando las llaves en el mueble de la entrada y conduciéndose a ella seguida de los dos chicos y el perro.

—Mi hermana siempre quiso un perro —contó Harley—. Antes era más pequeña que yo, pero ella sobrevivió al chasquido y yo no, pues ahora ella es la mayor. Es una locura. ¿Vosotros sobrevivisteis?

—Vaya, qué buena forma de conocernos —comentó Kate sentándose en la mesa—. Yo sí sobreviví, fue una época muy dura, sobre todo el primer año.

—Yo también morí —contó Peter evitando recordar el cómo—. Así que no sé nada de lo que pasó.

—Un montón de cosas que os habéis ahorrado —respondió Kate con un suspiro—. Pandemias, guerras... No os imagináis.

—Sí, algo nos dijeron —contestó Peter—. Bueno, hagamos cuentas entonces. De lo del piso.

—Ah, sí, pues veréis, esto es lo que cuesta el alquiler —contó Kate—. Con tres gastaremos más, pero creo que podremos llevarlo mejor. ¿Trabajáis?

—Yo sí —respondió Harley—. Trabajo en una cafetería.

—Yo estoy en espera con un contrato de fotógrafo —contó Peter—. Me juego la vida para hacer las mejores fotos de Spiderman.

—Bueno, yo no trabajo a ser sinceros —dijo Kate, Peter y Harley le miraron—, pero buscaré algo qué hacer —prometió Kate—. Mientras tengo algunos ahorros...

Después de hacer cuentas, Kate se ofreció a enseñarles la casa mientras tomaba una manzana. Enseñó su cocina, salón, el cuarto subiendo las escaleras...

—Peli favorita —propuso compartir Peter, ya que llevaban varios minutos compartiendo gustos.

—Uhm... No sé —respondió Harley—. Me gustan las películas de acción, apocalípticas en las que todo el mundo muere y el protagonista que ha trabajado duro al final muere también.

Hubo un silencio.

—Yo prefiero la fantasía —contestó Kate al rato con una risita—. Mirad, aquí practico tiro con arco. Es mi deporte favorito.

Compañeros para SpidyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora