Capítulo 7

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El coche de Hugo frena frente a mi casa para seguidamente apagar el motor. Espera en silencio mirando hacía la carretera que tiene delante de sus ojos a que yo me baje de su coche. Pero no lo hago.

Tras la "discusión" de esta mañana en mi casa mientras desayunábamos, apenas nos hemos dirigido la palabra durante el resto del día. Y odio estar así con él porque se ha convertido en uno de mis mejores amigos en estas tres semanas. Pero le entiendo. Tiene todo su derecho a estar enfadado conmigo después de haberle hablado de esa forma.

Me molesta que opinen y se metan en mi relación con Eric porque sé que en el fondo tienen razón. Sí, puede que le perdone demasiado rápido. Pero es mi novio desde hace ya casi cuatro años y al igual que con Hugo, odio discutir y estar mal con él. Aún así, no quiero perder mi amistad con el rubio por esto.

—Lo siento —susurro —. No debería de haberte hablado de esa manera tan horrible esta mañana.

Suspira y se gira hacía mí para mirarme.

—Yo no quería meterme en nada... Simplemente me preocupo por ti porque me importas Eva... Como un amigo claro —aclara rápidamente.

Le dedico una pequeña sonrisa y acaricio su cara.

—Lo sé, y te lo agradezco mucho —nos quedamos mirándonos por unos segundos —. ¿Me perdonas?

—Si no queda más remedio...

Ruedo mis ojos.

—Idiota.

Nos reímos y nos fundimos en un fuerte abrazo.

—A mí también me importas mucho Hu.

Noto como sonríe y deja un beso sobre mi cabeza. Me siento tan bien entre sus brazos que me cuesta unos minutos separarme de él para irme a mi casa.

—Hasta mañana.

—Hasta mañana, enana —nos sonreímos.

Beso su mejilla y salgo de su coche, el cual arranca después de verme entrar dentro del portal. Suelto un gritito del susto que me llevo al encontrarme a Eric mirándome con mala cara y cruzado de brazos. Me esperaba otro tipo de reencuentro pero bueno...

—Eric, ¿qué haces aquí abajo?

—Acabo de tirar la basura... —dice señalando el cuarto de basuras —¿Quién era ese? ¿Cómo se te ocurre subirte en el coche de un desconocido para que te traiga a casa, Eva? —me demanda enfadado.

—No es ningún desconocido, Eric. Es Hugo, mi compañero de trabajo. Se ofreció a traerme en su coche para que no tuviese que salir corriendo todos los días de la oficina a coger el metro —le explico.

—¡¿Y por qué no me llamas a mí para que te vaya a buscar y te traiga a casa en vez de ese imbécil, eh?! —grita y me acerco lentamente a él para calmarle.

—Eric, mi amor, tranquilo. ¿Podemos hablar esto en casa, por favor? No quiero darles un espectáculo a los vecinos... —le pido en un susurro. Bufa y me aparta de él para subirse en el ascensor. Consigo montarme antes de que cierre la puerta en mi cara.

Durante el viaje en el ascensor ni siquiera me mira. No entiendo porqué se pone así por una tontería como esa de verdad... Cuando llegamos a nuestro piso, entra dentro con rapidez y va hacía la cocina. Voy detrás de él para poder aclarar las cosas.

—Si no te llamo a ti para que me vengas a buscar es porque normalmente sueles estar ocupado con el trabajo, Eric. Y tampoco quiero molestarte... —me ignora completamente mientras prepara su cena —¿Por qué te pones así? ¿Es porque estás celoso?

Como sigue ignorándome, suspiro frustrada y me pongo a preparar mi cena por separado yo también. Cenamos en la misma mesa pero sin dirigirnos la palabra. Nunca me he sentido tan distante de él como me siento en este momento y duele, mucho.

Tampoco obtengo ninguna reacción de él hacía mí cuando abrazo su cuerpo en la cama para dormir.

Todo no es casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora