Capítulo 22

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Después de la tormenta siempre llega la calma.

Creo que ese refrán representa bastante mi vida ahora mismo. Porque tras pasar por momentos difíciles, de muchos cambios, puedo decir que me siento bien conmigo misma y estoy muy contenta. Tengo algún bajón que otro como todo el mundo, pero gracias a la gente que me rodea salgo de ahí.

Nos queda ya muy poquito para terminar nuestro libro. Hemos tenido que avanzar mucho estas últimas semanas viendo que no llegábamos a tiempo, pero creo que lo podremos conseguir.

Más que nada nos ha costado no estar todo el día pegados el uno al otro mientras trabajábamos. Me siento cada vez más tonta por Hugo y creo que me estoy enamorando, si no lo estoy ya vamos... Él sí que me confesó, un día después de pedirle que me cantase, que estaba enamorado de mí y me morí de amor. Pero la verdad es que aún no le hemos puesto ninguna etiqueta ni nombre a lo nuestro, simplemente dejamos que fluya y ya está.

Sobre Eric no sé nada. No paraba de llamarme insistiendo que volviésemos juntos y le bloqueé. Tampoco es que quiera saber nada ahora que he empezado a olvidar todo lo que sentía por él.

Esta tarde de sábado, la estoy pasando con Hugo, jugando juntos a videojuegos en su casa. Las chicas tenían planes con sus novios y no quería quedarme sola, así que aquí estoy, ganándole como siempre.

—Déjame ganarte una vez al menos, porfa —dice viendo como vuelvo a quedar primera y me río.

—No, te jodes —le saco la lengua y niega sonriendo.

—Qué mala eres —suelto otra carcajada.

De pronto suena mi móvil. Dejo a un lado el mando y me levanto del sofá para ir a su habitación donde no llega el ruido. Y contesto la videollamada de mi madre, que llama desde mi tierra, con una sonrisa.

—¡Hola, mamá!

—Hola, Eva, cariño. ¿Qué tal estás?

—Pues muy bien. Ahora estaba jugando a un videojuego con Hugo —la veo reír al otro lado.

—Ah, entonces claro que estás bien —niego sonrojándome —¿Para cuándo la boda, hija?

—¡Mamá! No nos vamos a casar... al menos aún no.

—Bueno, pero me alegro mucho de que estés bien.

Sonrío nostálgica.

—Jo, os echo muchísimo de menos.

—Y nosotros a ti, mi amor —volvemos a sonreírnos aunque sea detrás de una pantalla. Ojalá pueda ir allí pronto —. Ah, por cierto, hablando de bodas... ¡Dentro de dos meses se casa una de tus primas!

—¿Qué? ¿Enserio? —le pregunto sorprendida.

Seguimos hablando sobre ello durante un buen rato más, aprovechando al máximo el tiempo que puedo hablar con mi familia. Después, vuelvo a sentarme en el sofá donde Hugo sigue jugando.

—¿Quién era?

—Mi madre. Me ha llamado para saber qué tal estaba y también para decirme que en dos meses tengo una boda. Una de mis primas se casa y... —como veo que no me está haciendo mucho caso, suspiro y me callo. Me mira unos segundos antes de fijar de nuevo sus ojos en la pantalla de la tele.

—Sigue, que te estoy escuchando eh.

—Ah, vale —nos reímos —. Bueno, pues eso. Que dentro de dos meses tengo la boda de mi prima.

—Guay, ¿no?

—Sí, pero me da bastante pereza lo de buscar un vestido y todo eso la verdad... —vuelve a reírse.

Todo no es casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora