Hugo no está a mi lado en la cama al despertarme en su habitación. Miro la hora en mi móvil y es súper tarde. Aparto rápido las sábanas de mi cuerpo desnudo para coger mis braguitas y su camiseta del suelo, y salgo en busca de mi rubio.
—¿Bebé?
Sigo buscándole por todo el piso sin encontrar ni rastro de él. Decido subir hasta la azotea por si le encuentro fumándose un cigarro y efectivamente, ahí está. Me acerco lentamente abrazándole por detrás, dejando un beso en la piel desnuda de su espalda, ya que solo lleva puestos unos pantalones de chándal. Sonríe y entrelaza su mano con la mía.
—Buenos días, bella durmiente —me dice con la voz ronca, provocando que un escalofrío atraviesa todo mi cuerpo. Suelto una risita. Dejo de abrazarle y me coloco a su lado para poder mirarle de frente.
—Si alguien me hubiese dejado dormir, llevaría ya tiempo despierta —le digo cruzándome de brazos.
—No oí que te quejases anoche —me replica con una sonrisa divertida en los labios —. Es más, me pedías que siguiera, así —empieza a gritar e imitar mis gemidos y me muero de la vergüenza. Tapo su boca con mis manos rápidamente para que se calle.
—¡Cállate, idiota! —se ríe.
Besa dulcemente mis labios y luego, le da otra calada al cigarrillo que tiene entre sus dedos.
—¿Estás nervioso?
—Sí, bastante...
Esta tarde tenemos las firmas de nuestro libro. La semana pasada lo publicamos y de momento todas las críticas están siendo buenas. Sobre todo las de mis lectores más fieles, que están desde mi primer libro. Para Hugo será su primera vez en una firma así que entiendo que esté nervioso. Yo también lo estuve, y todavía me sigo poniendo muy nerviosa.
—Yo también.
Muerdo mi labio inquieta y antes de que él pueda volver a llevar el cigarrillo a su boca, se lo robo para darle una calada. Toso repetidas veces al inhalar y expulsar el humo, sintiendo mi garganta arder. Madre mía. Hacía ya muchos años que no lo probaba. Noto como Hugo se ha quedado mirándome perplejo y suelto una risa.
—¿Qué?
—¿Desde cuándo fumas? ¡Si lo odias!
—Sí, lo odio, pero ahora mismo estoy muy nerviosa, ¿vale? Además, aunque no te lo creas, antes fumaba, cuando tuve mi época de adolescente rebelde... —se ríe a carcajadas.
—¿Con que una chica mala, eh?
Niego riendo.
—No pero solo esta vez y no más. Que no quiero engancharme a esta mierda otra vez —vuelve a reír.
Le doy otra calada más larga y expulso el humo por mi boca. Siento la intensa mirada de Hugo sobre mí mientras muerde con fuerza su labio inferior.
—Me la acabas de poner durísima, Eva.
—¡Hugo! —chillo entre risas, sonrojándome.
Me quita el cigarrillo de las manos sonriéndome pícaramente, tirándolo al suelo y pisándolo para apagarlo. Agarra mi cintura pegándome a su cuerpo y atrapa con urgencia mis labios. Yo le respondo de la misma forma encantada, dejando que siga haciendo maravillas en mi boca y poco después, en mi cuerpo, tumbada sobre su cama.
***
Iván nos acompaña a la sala donde vamos a firmar nuestros libros. Hugo y yo nos quedamos flipando al ver la enorme cola que hay fuera. Dios mío. No esperaba que viniese tanta gente. Estoy muy feliz.
Después de intentar controlar nuestros nervios mediante muchos besos y abrazos, nos colocamos tras la mesa listos para comenzar con la firma.
Aunque no podamos hablar mucho con cada persona porque sino no acabaríamos nunca, me siento súper agradecida por todo el amor que nos dan. Que hayan leído nuestro libro ya significa muchísimo para nosotros. Además de firmarlo, nos sacamos fotos con todos y nos lo pasamos genial.
Terminamos agotados pero muy contentos. Los cuatro meses que hemos pasado trabajando juntos en este proyecto han merecido sin duda la pena.
—Ha sido una pasada.
—Sí —nos abrazamos con fuerza.
—Te quiero muchísimo, Eva. Gracias por darme la oportunidad de hacer esto contigo —me susurra y sonrío emocionándome.
—No, gracias a ti, mi amor. Eres lo mejor que me ha pasado de verdad... junto con las chicas claro —se ríe y fundimos nuestros labios en un dulce beso.
Iván nos llama para felicitarnos por la firma, y le volvemos a dar las gracias por contar con nosotros.
Si no nos hubiera dado la oportunidad de hacer un libro juntos, puede que yo aún siguiese con mi ex o yo qué sé. Por eso, me alegro tanto de haber dejado todo eso atrás y tener lo que tengo ahora: a Hugo, una persona, amigo, compañero y novio increíble, que me quiere de verdad y me hace quererme a mí misma también; a Sam y a Anaju, que son las mejores amigas del mundo; a mi familia, que siempre están ahí para apoyarme a pesar de la distancia; y un trabajo con el que he soñado toda mi vida. No puedo pedir más, mi felicidad es esta.