Capítulo 20

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Dos semanas, ese es el tiempo que he necesitado para poder levantarme de la cama. No podía parar de recordar todos los momentos que he vivido con Eric durante cuatro años. Me duele muchísimo que lo nuestro haya acabado así de mal cuando para mí ha sido mi primer amor. Sé que yo también tengo la culpa porque le engañé con Hugo, pero es que él llevaba dos años con otra, como si nada. Todavía sigo sin poder creérmelo. Y no solo que me haya engañado, sino que llevábamos cuatro años juntos y parece como si nunca le hubiese conocido. No sé, pero superar esto me está costando mucho más de lo que pensaba. Menos mal que tengo a mis chicas.

Ellas han estado conmigo en todo momento durante estas dos semanas en las que no tenía ganas de nada. Hasta fueron por mí al piso que compartía con Eric para coger todas mis cosas y traérmelas. Y aunque Sam y Anaju me digan que puedo quedarme en su casa el tiempo que necesite, empezaré a buscar pisos por Madrid. No quiero ser una carga, ni ocupar para siempre el suyo.

Hugo no paró de llamarme los primeros días, pero no le respondí ni una vez. No me apetecía hablar con él después de lo que ocurrió. Le necesitaba en ese momento y me lo encontré con otra. No tardó ni unas horas en olvidar nuestros besos y todo lo que nos confesamos ese finde en Barcelona, si es que por su parte fueron reales, porque lo dudo.

También ha venido a verme unas cuantas veces, por lo que me han dicho las chicas. Pero como yo no estaba en las mejores condiciones para recibir visitas, no le dejaron pasar donde ahora duermo.

Nuestro libro ha estado en pausa estas semanas. Iván me ha dejado demasiados días libres ya y hoy tengo que ir a la editorial para hablar sobre ello. No sé qué va a pasar la verdad... Porque tenemos que terminarlo en menos de dos meses y no llegamos.

Sam y yo vamos juntas en el metro hasta la editorial. Nos despedimos en la entrada con un fuerte abrazo, y me dirijo hacía el despacho de Iván. Trago saliva nerviosa al ver a Hugo esperando sentado allí también. ¡Maldita sea! ¿Por qué está aún más guapo que la última vez que nos vimos?

Él al posar sus ojos verdes sobre los míos, se levanta inmediatamente y se acerca hasta mí.

—Enana —me envuelve con fuerza entre sus brazos —. Te he echado tanto de menos... ¿Cómo estás? Las chicas me han dicho que ya te encuentras mejor, ¿no? —me pregunta con preocupación.

Yo también le he echado mucho de menos. Pero aunque me cueste, le aparto y paso por su lado ignorándole para sentarme en una de las sillas, esperando que Iván salga y nos deje pasar dentro.

—Eva... ¿Qué pasa? ¿Por qué me ignoras?

Siento su mirada llena de confusión sobre mí.

—Tú sabrás —le contesto con indiferencia.

—¿El qué? No entiendo... ¿Qué he hecho?

Justo Iván nos abre la puerta para que pasemos y suspiro aliviada. Sigo notando la mirada de Hugo sobre mí mientras le saludamos y nos sentamos.

—¿No habéis avanzado nada con el libro, no?

Negamos ambos levemente con la cabeza. Iván suspira y nos mira serio. Ay dios, me temo lo peor.

—A ver, chicos. No sé qué es lo que está pasando, pero esto no puede seguir así. Entiendo que cada uno tiene sus problemas y demás, pero estamos en el trabajo y las cosas personales deben quedarse a un lado, fuera de aquí, ¿vale? En menos de dos meses tenemos que publicar ese libro, así que poneos a trabajar ya —asentimos rápidamente.

—Sí, toda la razón, perdón.

—Solo os pido un último esfuerzo, porque tenéis mucho talento y estoy seguro que os saldrá un libro increíble. Pero para ello tenéis que trabajar, juntos.

Volvemos a asentir y a pedir perdón por no estar centrados en el trabajo. Deja la seriedad a un lado para dedicarnos una sonrisa que le devolvemos. Y nos despedimos de él para ir hacía nuestra oficina.

Uf, ni tan mal. Yo ya me esperaba el despido...

—Eva, ¿podemos hablar? —me pregunta Hugo cuando nos quedamos a solas en la oficina.

—¿Del libro? —le digo yo sentándome en mi mesa.

—No, de todo lo que pasó, de nosotros... —suspira pasándose las manos por el pelo frustrado —Es que no entiendo porqué estás enfadada conmigo. Yo he intentado darte el mayor espacio posible como las chicas me dijeron, no yendo a verte a cada hora porque te echaba de menos, no llamándote, ni escribiéndote... No quería agobiarte porque sé que ha sido muy duro para ti dejar a ese imbécil y...

—Ya has oído a Iván. Centrémonos en el libro —le corto, intentando no ponerme a llorar aquí mismo.

Hugo muerde su labio y asiente con tristeza.

—Cómo quieras.

Las siguientes horas las pasamos en silencio, excepto para comentar alguna cosa del trabajo.
Yo me centro en escribir y él en sus ilustraciones.

Cuando termina la tarde, recojo mis cosas para volver a la que por ahora es mi casa. Sam acaba mucho antes que yo de trabajar aquí y además ha quedado con su novio, por lo que me toca ir sola.

—¿Te llevo en coche? O si prefieres ir andando también te puedo acompañar, no me importa... —se ofrece mientras acabo de ponerme la chaqueta.

—No, no hace falta, gracias.

—¿Segura?

—Sí.

Suspira.

—Vale, pero avísame cuando llegues al menos.

—Lo haré. Hasta mañana, Hugo.

—Hasta mañana, Eva —me dice con una triste sonrisa en sus labios.

Salgo rápidamente de allí, dejando resbalar por mis mejillas las lágrimas que había estado reteniendo hasta ahora. No lo entiendo. ¿Por qué me hace creer que le importo de verdad cuando en realidad no lo hago? El caso es que parece sincero. ¿Pero entonces lo que vi ese día...? Suspiro frustrada limpiando mis lágrimas y camino hasta el metro.

Le envío un mensaje a Hugo nada más llego a casa como le he prometido que haría, y me siento en el sofá junto a Anaju que está viendo una serie.

—¿Qué tal el día, Evi?

—Una mierda —me quejo triste y me abraza.

—Tranquila, ¿vale? Todo irá bien.

—No lo creo... Pero gracias por acogerme aquí y aguantarme todos estos días —niega sonriendo.

—No es nada, pequeña. ¿Quieres palomitas?

—Sí —contesto al instante y nos reímos.

Dejo el móvil a un lado mientras seguimos comiendo palomitas y viendo juntas la serie. Y cuando lo miro justo antes de irme a dormir, tengo como siempre, desde que rompimos, un montón de llamadas perdidas de Eric; y mensajes de Hugo.

"Hu💜: Vale, gracias por avisarme.
Buenas noches, Eva.
Te quiero ❤️"

Una sonrisa aparece en mis labios inevitablemente al leerlo. Pero me obligo a borrarla de inmediato. Porque tengo que olvidarme de mis sentimientos hacía él. Ahora me toca quererme y pensar en mí misma, que desde hace mucho tiempo no lo hago.

Todo no es casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora