Estas últimas semanas están siendo una verdadera mierda. Y todo por culpa de dos tíos imbéciles que me traicionaron. El primero fue mi ex, Eric, que despertó del coma hace poco tras sufrir un grave accidente con el coche. Aunque lo nuestro acabase fatal, pude respirar con tranquilidad cuando me avisaron de que había despertado.
Resulta que no le contó a sus padres que rompimos. Supongo que no quería que se enterasen de que me había estado engañando durante dos años con su secretaria. Así que aún creen que soy su prometida. Y por lo tanto, he fingido seguir siéndolo cada vez que he ido a visitarle al hospital. Eric me pidió que lo hiciese hasta que estuviera totalmente recuperado para no darles más preocupaciones a sus padres, y acepté. Hoy por fin le dan el alta y terminará toda esta mentira. Le deseo lo mejor en su vida, de verdad, pero ni loca voy a volver con él. Puedo perdonar, pero no olvidar todo el daño que me hizo. Nuestra relación se rompió, y ya no hay vuelta atrás.
Lo mismo me pasa con Hugo, el segundo tío que me ha traicionado, que me ha roto el corazón. Le llevo evitando desde que salí corriendo de su casa aquel día, después de pillarle comiéndose la boca con Olivia. Y está siendo difícil, muy difícil. Tengo mil mensajes de él sin leer. También intenta hablarme y acercarse a mí en el trabajo. Cada día tengo una notita nueva en mi oficina, pero las tiro todas a la basura sin ni siquiera abrirlas. No quiero saber qué dicen, qué mentiras se ha inventado, aunque le eche muchísimo de menos.
No estoy bien. Me paso parte de los días llorando, sin ganas de nada, no tengo tampoco inspiración para escribir porque sigo con un bloqueo mental enorme, y apenas duermo. Por todo ello, creo que lo mejor es que me tome un tiempo para mí misma, que me aleje de todo y me recupere. Quiero sentirme bien conmigo misma después de todos los cambios que ha habido en mi vida estos últimos meses. Y volver a Galicia, a mi casa, con mi familia, es la mejor opción que encuentro en este momento.
—¿Ya has hablado con Iván sobre ello?
—Sí, y por suerte lo entendió. Me dijo que me tome el tiempo que necesite para mí, que podré volver a trabajar con ellos cuando quiera. Que siempre seré bienvenida en la editorial. Me da muchísima pena dejarlo todo, pero ahora mismo es lo que necesito.
Deja una suave caricia en mi mano.
—Yo también lo entiendo... Pero no tienes porqué dejarlo todo, Eva. Podríamos volver a intentarlo.
Resoplo y niego con mi cabeza.
—Eric, ¿cuántas veces te tengo que repetir que no voy a volver contigo? Lo nuestro se acabó y punto. Lo que tienes que hacer es contarles la verdad a tus padres de una puta vez —le contesto aún sentada sobre su cama en el hospital, terminando de comer junto a él. Suspira con frustración y asiente.
—Esta tarde lo haré, te lo prometo.
—Bien.
Poco después, me despido de él con un pequeño abrazo y un beso en la mejilla. Salgo del hospital y me dirijo a la editorial para recoger mis cosas de la oficina porque mañana cojo el vuelo hacía Galicia.
Una voz detrás de mí hace que me detenga en el pasillo antes de entrar en mi oficina. Me giro para encontrarme con Olivia, que me mira con ¿culpa?
—Hola, Eva. Entiendo que me odies y no me quieras ni escuchar... Pero tengo que contarte la verdad sobre lo que ocurrió —me río con sarcasmo.
—¿La verdad? Os comisteis la boca, ya está —voy a entrar en mi oficina pero me detiene de nuevo.
—Espera, no fue así.
—¿Ah no? ¿Y entonces cómo fue, eh? Vi perfectamente cómo os estabais besando.
—Yo le besé, él a mí no. Hugo no correspondió mi beso en ningún momento, te lo juro —dice y agacha su cabeza con tristeza. Yo me quedo mirándola muy confusa. No entiendo absolutamente nada.