Capítulo 26

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Tras pasar un finde increíble en mi tierra, Galicia, celebrando la boda de mi prima con toda mi familia, hoy nos toca volver al trabajo. Aún así, estoy muy feliz porque al fin volví a verles, volví a estar con ellos después de tanto tiempo. Además, todos acogieron súper bien a Hugo, como si fuese uno más de nuestra familia. Y es que lo es.

Ahora él me está esperando abajo para ir juntos en su coche hasta la editorial como cada mañana. Cojo mi tote bag con todo lo que necesito y salgo a todo correr de casa. Por fin he conseguido encontrar un piso. Es pequeño y bastante simple, pero para mí sola me vale, no necesito más de momento.

Hugo me sonríe nada más abro la puerta de su coche para sentarme en el asiento de copiloto.

—Hola.

—Hola... Qué guapa —dice dándome un buen repaso con la mirada y sonrío poniéndome roja.

—Calla y conduce —se ríe.

—Voy, pero primero dame un beso —acerca su cara a la mía buscando mis labios. Yo niego haciéndome la enfadada. Él frunce su ceño con preocupación y coge mi cara entre sus manos —. ¿Qué pasa, bebé?

Ay... Yo es que me muero de amor con este chico. Suelto una risita haciendo que Hugo suspire y niegue al ver que solo estaba tomándole el pelo.

—Tonta —se ríe conmigo para después juntar nuestras bocas en un intenso beso, que termina llevando a otro y así sucesivamente. Por desgracia tengo que parar esto antes de que se calienten aún más las cosas y acabemos llegando tarde al trabajo.

—Hugo —consigo decir con la respiración agitada mientras deja un recorrido de besos por mi cuello.

—¿Mmm?

—Vamos a llegar tarde si no te pones a conducir ya.

Suspira frustrado contra la piel de mi cuello.

—Joder.

—Peero podemos seguir con esto en mi oficina o en la tuya... —susurro pícaramente en su oído.

Se aparta para mirarme también con una sonrisa pícara en los labios y arranca rápidamente el coche. No puedo evitar soltar una carcajada.

Un rato más tarde, llegamos a la editorial. Caminamos deprisa por los pasillos del edificio cogidos de la mano para llegar cuanto antes a mi oficina. Pero mi mejor amiga aparece por sorpresa detrás nuestro dándonos un buen susto a los dos.

—Joder, Sam —se ríe.

—Perdón, chicos. ¿Qué tal el finde en Galicia?

—¡Genial! Necesitaba mucho ver ya a mi familia y pasar tiempo con ellos —contesto y Sam me sonríe.

—¿Y tú qué, ya te has ganado a los suegros? —le pregunta a Hugo sonriendo divertida y nos reímos.

—Creo que sí, bueno, eso espero —dice él rascando su nuca nervioso y ambas sonreímos enternecidas.

—Pues claro que se los ha ganado, haciéndose el niño bueno con ellos —digo y me mira ofendido.

—¡Oye! Que yo soy muy bueno.

—Sí, sí... —digo con ironía.

Hugo chasquea la lengua y me agarra por la cintura acercándome a él para hacerme cosquillas. Yo me revuelvo entre sus brazos sin poder parar de reír.

—¡Aww, qué monos! —exclama Sam mientras nos mira con una sonrisa. Nos reímos sonrojándonos.

Iván nos interrumpe de pronto, llamándonos a todos por megafonía para que nos reunamos en una sala. Vamos y nos sentamos los tres juntos esperando lo que tenga que decirnos. Siento la mirada de Hugo fija sobre mí y frunzo mi ceño.

Todo no es casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora