Bailo, o por lo menos eso es lo que intento hacer, frente a la cámara de mi móvil para subir luego el vídeo a TikTok. Hasta que Hugo me abraza por detrás besando mi cuello y me revuelvo entre sus brazos.
—¡Hugo! —le regaño por haberme estropeado el vídeo. Ríe y me gira hacía él para besar mis labios.
—Es que eres fuego, amor —susurra.
Yo niego sonriendo tímidamente.
—Te quiero, aunque siempre me jodas todos los vídeos —le digo bromeando y suelta una carcajada.
Nos quedamos entre los brazos del otro, abrazados, besándonos y dándonos mimos por unos minutos.
—Eva, creo que tu móvil sigue grabando —me río.
Voy a por mi móvil, detengo la grabación y luego, nos sentamos juntos en el sofá a ver el vídeo.
—En verdad somos monos, eh —me dice sonriendo y suelto otra risita, besándole de nuevo. Estoy tonta perdida por él. Me he enamorado como nunca.
Seguimos meándonos de la risa mientras vemos otros vídeos de TikTok. Desde anoche, después de que terminásemos de trabajar, he ocupado su casa. Como llevo haciéndolo todos los findes desde que estamos juntos. Pero oye, él no se queja, así que...
De repente, suena el timbre.
—Mierda —maldice y suelta un resoplido.
—¿Qué pasa? ¿Habías invitado a alguien? —le pregunto confusa.
—Sí, a Olivia. No tiene muchos amigos en Madrid de momento, así que le dije que podía venirse a mi piso para ver una peli, charlar un rato y eso... Pero se me ha pasado por completo —me dice nervioso.
—Ah.
Mi cara debe ser un poema ahora mismo.
Durante toda esta semana, Olivia no es que se haya dirigido mucho a mí, ni yo tampoco a ella. Pero sin ningún mal rollo vamos, simplemente no tenemos mucho de lo qué hablar. Aunque a veces me ha dado la sensación de que se siente incómoda por mi culpa cuando se sienta a comer con nosotros en la mesa, algo que tampoco quiero. Mi intención no es hacer que se sienta así para nada, al contrario. Hasta he sido menos cariñosa con Hugo por ella.
Pero lo que me molesta ahora, es que mi novio no me haya dicho nada sobre que iba a quedar con ella esta tarde. Que quede con Olivia no me importa, yo no soy quién para decirle que no puede hacerlo. Además, Hugo ya me ha asegurado varias veces que solo es una amiga, nada más, y confío en él. Pero me hubiese gustado saberlo, no sé, antes de encontrarme aquí sin esperármelo con ella.
—Lo siento. Si te molesta, le puedo decir que ya quedaré con ella otro día...
—¿Me lo habrías ocultado si yo no estuviese aquí?
—¿Qué? ¡No! Claro que no —niega con rapidez, pero en sus ojos no veo sinceridad, sino dudas.
—Hugo, no me mientas, por favor.
Suspira pasándose las manos por el pelo.
—No lo sé, ¿vale? Solo... no quiero que estés mal, ni que te rayes por nada de esto, Eva.
Suelto una risa sarcástica.
—¿Pero es que no te das cuenta que lo que más me molesta es saber que pensabas ocultármelo, y no que quedes con ella, Hugo? —mira hacía abajo.
Justo vuelven a llamar a la puerta. Niego dolida y empiezo a recoger mis cosas, conteniendo las lágrimas que amenazan con escapar de mis ojos.
—Me voy, que es con ella con la que tenías planes.