¿En tailandés? ¿Lo presuntuoso? ¿Qué rayos? ¿Se está holgando al decirme cosas sin explicación, confusas?
—Lo siento, pero... —tartamudeo—, es que no sé tailandés. Además, si tiene a bien responder, ¿a qué se refiere con que soy un presuntuoso?
Mis palabras no parecen gustarle; recarga la mano en su frente. Posiblemente está perdiendo la paciencia muy rápido. No me siento nada cómodo estando en esta monstruosa ciudad. Nadie parece haber sonreído una vez en su vida, y eso es indudablemente malo.
El dirigente saca una pantalla transparente de una funda metálica que reposa sobre uno de sus muebles bañados en plata. La toquetea en varios puntos y me la da. Puedo ver cómo se reproduce un video, el cual tiene como título: «La nube de la nueva era: ¿es ése un confín importante?».
—Desde el título puesto por los cronistas empezamos pésimo —gruñe el dirigente, de nuevo con la mano en la frente. Alza su cuello y puedo ver las plastas de maquillaje que se tiene que poner ahí para cubrir los colgajos que le pendan.
El vídeo empieza con varias escenas cortas captadas desde puntos lejanos de cómo la nube morada se fue elevando el último día que vi a Jiggla, en el Bosque Vechnyy. Aunque ya he superado un poco la situación, aún me pone los vellos de punta.
Seguido de esto, una reportera empieza a explicar lo que pasó en esa lamentable fecha y lo relaciona con otros sucesos extraños que han ocurrido hace no tantos años. Dice que la nube fue formada de una manera «científicamente explicable, pero de manera extraña al fin y al cabo». Un hombre de bata blanca que está a su lado usa un sinfín de tecnicismos para complementar la nota.
Luego se muestra cómo varias personas de muchos diversos países protestan y se manifiestan muy violentamente pidiendo paz. ¿Es esto un chiste? Una señora, de repente, aparece ante las cámaras.
—¡La nube no fue una casualidad! —exclama la señora, la emoción fluyendo por sus venas. Me impresiona ver el grado de demencia al que ha llegado; porque si padece de esa condición mental, ¿o no?—. Es una señal que nos está indicando que debemos cambiar las cosas. Los dirigentes tratan a sus esclavos como mascotas indeseadas. ¡La nube fue el indicio de que existen lamentos que, figuradamente, está pidiendo a gritos la venidera nueva generación para vivir en condiciones favorables!
Acaba el video, y no puedo evitar dejar escapar una ligera risa. Confusión y confusión y confusión es el estado en que se encuentra mi cuerpo entero en este momento.
—Como te puedes haber dado cuenta —dice el dirigente con su horrible voz. La sonrisa se desvanece de mi cara—, la gente se emocionó por completo. Creen que todo tiene que cambiar y están causando un gran desorden mundial. Algunos te conocen como «el hombre de la nube», ¡ja, ja! —se burla de la manera más espantosa que alguien jamás se podría imaginar. Hasta se atraganta y tiene que escupir en un lavabo unas flemas azules repugnantes a la vista del ojo humano.
—¿Y todo por esa cochina nube? —comento con furia, ignorando que estoy delante del dirigente—. ¡Es inverosímil!
—Cuidado con lo que hablas, muchachito —habla con un detestable tonillo pedante, sin siquiera dejar pasar un microsegundo después de que finalicé lo que tenía que decir—. El problema yace en que la gente no le da la debida importancia. Ésa es la razón por la que quiero que te dirijas como un culto y educado adolescente a la inmadura multitud.
—Pero renquearé un poco, porque yo no domino muy bien el...
—Sí, sí, hombre, ya me dijiste que no sabes tailandés. Quita de tu boca esa cantinela —contesta con repudio y enojo, y utiliza un adjetivo despectivo para referirse a la población fea—. Pero no importa, te haré el gran favor de dejarte hablar en español; y ya me encargaré yo de que se traduzca a las otras lenguas. A la voz de ya quiero que estemos en la sala de grabación. Saldrá bien merced al tesón que pongas; yo lo sé. —Indica con su reseca mano una puerta que está a varios metros de distancia, en este mismo piso.
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Tumor (Keykeeps #1)
Science FictionAño: 2140 Desde hace décadas, un extraño material ha estado cayendo a la tierra: la gente lo ha adoptado como Tumor. Cada año, los jóvenes pobres de diecisiete años son enviados a esta misteriosa zona para que puedan así explorarla y descubrir...