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A la mañana siguiente me desperté justo antes del mediodía cuando oí que el móvil vibraba con la llegada de un mensaje. Estaba enchufado sobre la mesilla de noche que tenía a mi lado, pero no estaba preparada para despertarme, pues me había acostado después de las seis.

Tumbada con los ojos cerrados, sonreí sobre la almohada y recordé lo que había sucedido la noche anterior. Las cosas que Jungkook me había dicho, su forma de besarme, de tocarme. El corazón se me aceleró al recordarlo. ¿Había pasado todo eso de verdad? Mi trastorno de relaciones obsesivas hacía que me fuera muy fácil imaginar que ocurrían cosas entre los demás y y o que no eran reales.

Habían pasado varios años sin haber caído en esos viejos hábitos. ¿Me estaba pasando ahora otra vez? No, no me lo estaba inventando. No podía inventarme un beso como ese. Había sucedido de verdad. Y yo había querido que pasaran más cosas. Pero por la mañana, con la distancia y con perspectiva, podía ver mucho mejor que no debían pasar. Por mucho que lo deseara, ya estaba pensando en él mucho más de lo saludable.

Repasé de memoria los pasos para reconocer una fijación antinatural:

«¿Pensaba en Jungkook hasta tal punto que me afectara en el trabajo o en mi vida diaria?» . La verdad es que pensé mucho en él después de que se fuera del club, pero me las arreglé para hacer mi turno sin problemas.

«¿Pensaba que era el único hombre de mi vida?» . Para nada. De hecho, sospechaba que no debía relacionarme con él en absoluto.

«¿Pensaba que nunca sería feliz si no volvía a verle?» . Me sentiría decepcionada, pero no destrozada. Bueno, probablemente no me sentiría destrozada. Vale, sí que estaría destrozada.

«¿Le llamaba o le hacía visitas de forma obsesiva hasta llegar al acoso?» . No sabía dónde vivía ni dónde trabajaba. Si estuviera obsesionándome, lo habría averiguado antes de meterme en la cama esa mañana. Ni siquiera tenía su número de teléfono.

Ah, espera, sí que lo tenía. Pero no lo había utilizado. Estaba bien. Por ahora. Aun así, no podía evitar preguntarme por qué quería él estar conmigo.

Jeon Jungkook era una celebridad. Podía salir con supermodelos y mujeres con pedigrí. ¿Por qué me deseaba a mí? La falta de una respuesta me hizo dudar de lo que había ocurrido realmente entre él y yo. Y luego estaba su ridícula oferta de saldar mis préstamos de estudios a cambio de salir con él en plan mujer florero. ¿Cómo narices me iba a preparar para eso? Si fuese otro tipo de chica, de las que van con el símbolo del dólar en los ojos, aceptaría sin problemas su… ¿Cómo lo había llamado él? Su propuesta.

Por suerte, el dinero no me atraía más allá de lo que necesitaba para sobrevivir. La única tentación era la oportunidad de pasar más tiempo con aquel espécimen de hombre tan delicioso. Pero yo ya había puesto fin a aquello. No era una buena idea.

Además, si le había entendido bien, la opción de pasar tiempo con él se mantenía aceptara o no su trabajo.

«¡Esa no es una opción, Hana!» .

De todos modos, se trataba de una idea complicada. Acostarme con él sin que hubiera ninguna relación, pero fingir que sí la teníamos. ¿Por qué no tener una relación sin más? Y ahí estaba yo tratando ya de convertir su oferta en algo más de lo que era.

Suspiré y estiré los brazos por encima de la cabeza. Estaba claro que no iba a volver a dormirme y Jungkook suponía un asunto demasiado complicado como para meditarlo sin un café. Me di la vuelta y cogí el teléfono para leer el mensaje, esperando en el fondo que fuera de él.

Era de mi hermano.

Yoongi:
Estoy ahí en veinte minutos.

Me incorporé espantada. ¿Me había olvidado de que Yoongi venía de visita?

Adiction - jjk [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora