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—Mira. Mi madre se va —dijo después de que pasara la ocasión de abordarlo que acababa de pasar.

Me separé de él y miré hacia el grupo que habíamos dejado atrás. Como erade esperar, Jiwoo iba caminando sola por el camino que llevaba a la casa con suenorme pamela. Sin ella allí, la idea de volver con los demás era más tolerable.

—Deberíamos volver.

—Deberíamos. —Había en su voz cierto tono de renuencia y sus ojos bajarona mis labios—. Primero tendríamos que besarnos y hacer las paces. —Ya habíaempezado a bajar su cara hacia la mía—. Por si alguien nos mira.

No me dio tiempo a decir que sí antes de que una mano me rodeara el cuellopor detrás y su lengua se deslizara en el interior de mi boca. Al contrario que lamayoría de nuestros besos, que normalmente reservábamos para el sexo, este fue dulce y tranquilo. Eso no quiere decir que careciera de pasión. Jungkookchupó, lamió y mordisqueó primero mi labio superior y, después, hizo lo mismocon el inferior. Luego, su lengua volvió a meterse dentro de mi boca, acercándose a la mía, buscándola y girando alrededor de mí en una lenta espiral.

Él había calificado aquello como un beso para nuestros lejanos espectadores,pero fue completamente nuestro, una mezcla armónica de él y yo, tancompletamente fusionada que ya no sabía distinguir dónde empezaba él y dónde terminaba yo ni a quién pertenecía cada sabor. Y fue más: una canción de amor sin palabras, una promesa sin temor. Fue una chispa, el comienzo de algo nuevo.

Nos separamos titubeantes, temerosos los dos de romper el hechizo. Después,deslicé mi mano en la suya y retomamos nuestros papeles de novia y novio.

Jungkook cambió después de aquello, quizá porque Jiwoo se había ido, peropreferí creer que tenía más que ver con la fe que yo había puesto en él. Se volviójuguetón y animado. Primero lo vi durante el partido de voleibol contra Hansu yJungwoo. Dominó el juego con gran destreza, del mismo modo que estaba segurade que dominaba una sala de juntas. Pero entre un juego y otro, me sorprendió chocando su mano con la mía en el aire y dándome suaves palmadas en el culo.No me pareció que estuviera actuando. No había necesidad de convencer a Hansu ni a su hermano menor de nuestra relación.

Recibí con agrado aquel cambio, aceptándolo quizá con demasiada rapidez,mientras la línea entre lo real y lo fingido se volvía más difusa. Después de ganar los dos tiempos del partido, dimos una vuelta en la motoacuática. Jungkook conducía y yo iba sentada detrás y me agarraba a él confuerza. Conducía con seguridad por las agitadas aguas y yo sentí la excitación dela velocidad y la cercanía de su cuerpo y lo fácil que era simplemente estar conél.

Cuando perdimos el equilibrio y caímos al agua, me agarré a él, me reí y lebesé sin piedad antes de levantar la moto acuática y subirme detrás.

—¿Otra vez, preciosa? —gritó por encima del sonido del motor.

—Otra vez.

Después de recoger y regresar de la playa, nos cambiamos de ropa ybajamos al porche, donde Woo preparó una barbacoa de salchichas y perritos.Jiwoo dijo que tenía otro insufrible dolor de cabeza y solo apareció un momento para darnos las buenas noches, aunque sospeché que en realidad había bajadopara llenarse la copa.Terminamos la velada con varias partidas de póquer en las que Woo nos desplumó a todos. Después, Jungkook y yo nos dirigimos a nuestro dormitorio,cada uno recorriendo con la mirada los paisajes del cuerpo del otro mientrassubíamos las escaleras.

Apenas se había cerrado la puerta después de entrar cuando Jungkook meatrapó contra la pared, presionando su cuerpo sobre el mío mientras tomaba mislabios con un beso desesperado y hambriento explorando y buscando mi lenguahasta que empecé a jadear dentro de su boca. La cabeza me daba vueltas y lasbragas se me empaparon al instante por la excitación, pero reuní la fuerzasuficiente para apretar mis manos con firmeza contra su pecho.

Adiction - jjk [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora