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Después de la cena, Jungwoo se fue con sus amigos y los demás nos dirigimos a la sala multimedia. Jungkook volvió a su ordenador portátil y supuseque iba a sumergirse en el trabajo de nuevo. En lugar de eso, me pasó el portátil.

—Muy bien, Hana. Dime algo que quieras ver de tu lista y lo bajamos deiTunes.

Asombrada, cogí el ordenador y vi que había abierto la lista de las mejorespelículas del Instituto de Cine Americano. Traté de no sonreír mucho, pues noquería parecer demasiado sorprendida de que él hubiera recordado mi objetivode ver todos los títulos de esa lista. Al fin y al cabo, era mi «novio» . Se suponíaque debía recordar esas cosas.

Pero en realidad no era mi novio y aquel detalle me pareció especialmenteconmovedor.

—¿Vas a verla tú también? —pregunté, preocupada de repente por quepretendiera seguir trabajando en su dilema sobre J-Plexis sin mí.

—Sí.

Ya había empezado a meter sus informes en el maletín mientras hablaba.

Elegí Chicas Pesadas de medianoche tras saber que Hudson no la había vistotampoco. Hansu se encargó de preparar la película y, a continuación, seacomodó a un lado del sofá con Sook. Después de que Jungkook despejara la zona,dio una palmada en el asiento junto a él, con el brazo extendido a modo deinvitación. Encantada, me hundí en el sofá a su lado, acurrucándome en su cálidoabrazo.

Del Instituto de Cine Americano le había dado a Chicas Pesadas elnúmero cuarenta y tres de mi lista de las cien mejores películas. Pero cuando lavi abrazada a Jungkook… se convirtió en mi nueva número uno.Cuando terminó, nos separamos todos para irnos a dormir. En nuestrodormitorio, Jungkook se sentó en la cama, completamente vestido, y volvió a sacar su portátil.

Aunque había renunciado a su ordenador durante la película, feliz porabrazarme y comer palomitas del microondas, había estado trabajando la mayorparte del día. Lo miré fijamente y sus rasgos intensos aparentaban cansancio.Habíamos estado despiertos hasta tarde la noche anterior y no sabía a qué hora se había despertado antes de subirme el desayuno. No me sorprendería que también hubiera estado trabajando.

—Kookie, eres un adicto al trabajo. ¿Vas a estar con eso toda la noche?

Sonrió sin apartar los ojos de la pantalla.

—Preciosa, no es con el trabajo con lo que voy a pasar toda la noche. Peronecesito unos minutos para enviar esta nueva propuesta antes de poder dedicarme a ti. ¿Te importa?

—Tómate tu tiempo. Voy a prepararme para acostarme. —Apagué las lucescomo había hecho él la noche anterior y, a continuación, me aproveché de queestaba distraído para sacar el camisón que había traído antes de meterme en elbaño.

No me di prisa en desvestirme y aproveché la oportunidad para afeitarme laspiernas y aplicarme loción antes de ponerme el picardías de encaje rojo quehabía comprado el viernes por la tarde. El picardías sin espalda ni mangas meacentuaba los pechos, una zona de mi cuerpo que a Jungkook le gustaba especialmente. Me quité la goma del pelo y lo dejé suelto sobre los hombros,revuelto en plan seductor.

Cuando me quedé satisfecha con mi apariencia, abrí la puerta del baño y meapoyé en el marco, esperando la reacción de Jungkook.

Me encontré con un ronquido amortiguado.Con las manos aún apoyadas en el portátil abierto, Jungkook se había quedadodormido, completamente vestido. Lancé un suspiro, considerando cómo debíaabordar aquella situación. Por supuesto, quería despertarlo, pero no se habríaquedado así de dormido si no estuviera agotado de verdad. Además, tuve que recordarme que la noche era cuando más despierta estaba yo, no él.

Adiction - jjk [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora