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La cena había llegado y yo estaba sin vestir. Ponerme la ropa ahora sería una declaración de principios. Quedarme desnuda, también. Me incorporé y vi su camisa sobre el cesto de la ropa. Serviría como solución intermedia.

Me quité los pantalones cortos y me acababa de abrochar los botones de su camisa cuando Jungkook volvió con una bolsa de comida en una mano y dos platos en la otra. Me miró de arriba abajo con un brillo de placer en los ojos.

—Si tienes que estar vestida, te doy mi total aprobación.

De repente, me sentí juguetona e hice una reverencia.

—Pues muchas gracias, señor Jeon. No sé qué haría sin su aprobación.

Sonrió y se acercó a la cama.

—¿Me desnudo yo? Te prometí que lo haría.

—No, si de verdad quieres que coma. Me distraería demasiado. Y ya lo paso bastante mal con los palillos chinos.

Jungkook me hizo una señal para que fuera con él a la cama. A pesar de vivir en Corea, no se me daba nada bien los palillos, mis raíces sobresalían ante todo.

—¿Necesitas que te dé de comer yo?

—Eh… Puede que sí.

Comimos juntos ternera al estilo mongol y el pollo szechuan, que Jungkook había dispuesto sobre la cama. Forcejeé con los palillos y la mitad de la comida no llegó hasta mi boca. De vez en cuando, él me dio de comer y yo se lo permití, disfrutando de que cuidara de mí de un modo que nadie había hecho desde hacía mucho tiempo; si es que alguien me había cuidado así alguna vez.

—¿Qué haces mañana? —preguntó Jungkook después de ir a por dos vasos de té helado—. Me refiero a antes del trabajo.

Di un sorbo, conmovida por que Jungkook hubiera optado por beber lo mismo que yo cuando probablemente él habría preferido vino.

—Termino de trabajar esta noche a las tres. O mañana a las tres, como prefieras decirlo. Probablemente dormiré buena parte del día. Mañana entro a trabajar a las nueve. ¿Por qué?

Alargó la mano para darme otro bocado.

—Tengo que llevarte de compras. Vas a necesitar ropa para el evento benéfico de mi madre.

Prácticamente me atraganté con una castaña de agua.

—Joder, un atuendo inapropiado y ya supones que no sé vestirme. En serio, debería quemarlo.

—No se trata de eso para nada. Que sepas que me encanta esa ropa y me decepcionaría mucho saber que la has quemado. La verdad es que espero vértela otra vez. En privado, claro. —Sus ojos se iluminaron, quizá porque me estaba imaginando con el corsé ajustado que me había puesto la noche en la que oficialmente le conocí—. Me encanta toda tu ropa. —Tiró de la parte inferior de mi camisa, su camisa en realidad—. Tienes un gusto excelente en el vestir. Pero mi madre esperará que la chica con la que yo salga vaya vestida… —Se quedó callado—. ¿Cómo te diría?

Casi disfruté viéndole esforzarse por una vez para encontrar las palabras adecuadas. Pero me pareció que no lo conseguía, así que le ayudé:

—Ya entiendo. Necesito ropa de marca. —Me callé para pensar en si me sentía ofendida—. Supongo que, si quieres llevarme a comprar ropa cara, no debo protestar.

Sus labios se curvaron ligeramente.

—Me gusta esa actitud. Te recogeré a las dos. Hazte a la idea de que vas a pasar el día conmigo. Y no me mires así…, solo habrá sexo si tú quieres.

Adiction - jjk [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora