/30/

925 100 17
                                    

La segunda partida empezó casi dos horas después, en la arena de la playa privada que había bajo Jeon Shores. Tardamos más de una hora en cambiarnos
y subir las sillas de la playa y la moto acuática del cobertizo al Ford Raptor que la familia utilizaba para recorrer los setecientos metros cuesta abajo hasta la playa.
Minha preparó un almuerzo para más tarde y una nevera portátil con bebidas.

Jiwoo se había sosegado cuando llegamos a la playa y decidió dormitar mientras los demás terminábamos de colocar las hamacas y el resto de las cosas. Cuando me recosté junto a Jungkook bajo una gran sombrilla con los colores del arco iris, me convencí de que podía relajarme y disfrutar de la cálida brisa y del sonido acompasado de las olas revolviéndose sobre la arena. La idea de la tranquila serenidad desapareció cuando Hansu y Jungwoo sugirieron una partida de vóley playa.

—Hana. —Jungkook levantó los ojos de su tableta electrónica—. Nosotros podríamos formar un equipo.

—¿Tú juegas?

Yo había estado a punto de poner mi hamaca bajo el sol para tratar de conseguir un cancerígeno bronceado, pero me podía dejar persuadir por un partido amistoso. Él me miró con el ceño fruncido y con cierto desafío reluciendo en sus ojos.

—No te sorprendas tanto. Se me da muy bien.

Estaba segura de que así era por su tono de voz e, imaginando lo competitivo que debía de ser un hombre con tanto éxito, supuse que era bastante bueno.

—Pocas veces pierde —confirmó su padre, que volvía de darse un baño en el mar. Agitó su pelo largo y mojado antes de sentarse—. Ha salido a su padre.

Jungkook negó con la cabeza de forma casi imperceptible, al parecer no quería atribuir a su padre ninguna de sus habilidades.

—Fantástico. —Jiwoo se removió en su asiento, recordándonos a todos su presencia—. Yo trato de relajarme y todos los demás vais a estar haciendo ruido y comportándoos como salvajes interrumpiendo la tranquilidad.

—Para eso son las playas —dijo Woosuk levantando la voz hacia atrás, sin molestarse en mirar a su esposa directamente—. Puedes volverte a casa si no te gusta.

La oposición de Jiwoo hizo que me decidiera.

—Acepto. —Me quité el pareo y empecé a untarme con protector solar las zonas de mi cuerpo que ahora quedaban desnudas mientras Hansu y Jungwoo ponían la red en los palos que estaban clavados en la arena.

—¿Ese es tu bañador? —refunfuñó Jungkook a mi lado—. Vas prácticamente desnuda. Va a distraer a los hombres del juego.

—Considéralo un arma secreta.

—Pero uno de esos hombres voy a ser yo. —Se ajustó despreocupadamente su bañador largo azul marino.

Yo le lancé una sonrisa y me derretí por dentro ante su clara excitación.

—Eso luego, grandullón. —Era una promesa—. Mientras tanto, ¿te importaría darme crema en la espalda?

Me incliné hacia delante y me abracé las rodillas. Jungkook cogió la loción y se sentó detrás de mí, rodeándome con las piernas. Ahogué un gemido mientras sus manos me aplicaban la loción, amasando mi piel durante más tiempo y con más profundidad de la necesaria.

—Me encanta acariciarte la piel —murmuró junto a mi oído y, a continuación, me mordió el lóbulo de la oreja, suavizándolo después con un suave lametón de su lengua.

Fue un gesto tremendamente sexual, algo que no esperaba que hiciera delante de los demás. O había finalizado su juego o ya no le resultaba tan fácil separar unas cosas de otras como antes. Giré la cabeza hacia él para ver si podía interpretar su expresión, pero me detuve al ver que su madre nos observaba, formando con los ojos unas estrechas hendiduras de rabia. Así que ese era el motivo que había tras el despliegue de Jungkook. Sentí en mi pecho una oleada de satisfacción, pero, a la vez, también otra de decepción. Aunque, en general, disfrutaba de la tristeza de Jiwoo, nuestro deber era conseguir su aceptación, no su enemistad. Esta tarea era imposible, yo ya lo había aceptado. Pero sabía que Jungkook no y me dolía el sufrimiento que su madre le provocaba.

Adiction - jjk [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora