Alice no recordaba el momento exacto en que sus sentimientos por Steven salieron a flote. Tal vez empezó con su amabilidad, con lo tierno que se comportaba o su inteligencia. Solo sabía que la historia que antes le parecía aburrida, al escucharla de sus labios era interesante. Incluso se escuchaba a sí misma rogar por más de sus relatos.
Su terrible enamoramiento era obvio para sus compañeros, quienes la molestaban por ello. Las burlas llegaron a un punto donde eran explícitas enfrente de Steven; sin embargo, él no las comprendía. Y menos mal, Alice odiaría que su bella amistad acabara por su enamoramiento y la actitud infantil de otros.
Todos los días se preparaba para el trabajo, cuidando su apariencia, deseaba con todas sus fuerzas que esa fuera la ocasión en la que Steven por fin la invitaría a salir.
La mañana de hoy no fue la excepción. Tomó una ducha, escogió la ropa que mejor le sentara y se puso perfume, esperaba que Steven la relacionara con ese aroma y la recordara al olerlo en otro sitio.
Tomó su bolso y salió de casa.
Vivir arriba de una panadería, tenía ciertas ventajas además Alice adoraba el olor del pan recién horneado. Bajó las escaleras principales y entró al local.
-Buenos días Alice.- Dijo Martha sonriente.- Una bella mañana.-
-Y que lo digas. Aunque sigo cansada.- Alice le devolvió la sonrisa.-Huele riquísimo.-
-Estamos preparando algunas ordenes extras y tengo un pequeño obsequio para ti- Martha le entregó una bolsa de papel.- Hicimos unas galletas. Para que se las entregues a ese joven del que tanto te gusta.-Alice se sonrojó.- Ya lo verás, lo tendrás babeando por ti dentro de poco tiempo. Aprende de mí, para enamorar a un hombre debes empezar con su estómago.-
-Confiaré en tus consejos.- sonrió.- Debo irme a trabajar. Regresaré más tarde para ayudar con los pedidos. Que tengan buen día.-
Alice se despidió de Martha y los empleados. Tomó el autobús en dirección al museo donde laboraba.
No era ningún secreto que la castaña odiaba la historia, tenía el mínimo o más bien nulo interés en esos temas. Sin embargo adoraba la fotografía, los bellos paisajes, las joyas, la vista, todo eso la hacía amar el museo. Eso fue en gran medida lo que la impulsó a trabajar allí a pesar de ser una simple bibliotecaria.
Su sueño era pelear por la primera vacante que estuviera disponible para ser una de las fotógrafas oficiales, así que no tenía otra opción más que esperar. Por lo mientras, ser una bibliotecaria no era tan malo, tenía mucho tiempo libre, podía escuchar música o ver videos en sus tiempos libres y estaba Steven.
Alice tomaba cada oportunidad para verlo, suspirar por él, hablarle y ayudarle en su trabajo.
Se bajó del transporte a tropezones, se aferró a su bolso y entró al museo.
Ignoró al molesto guardia de seguridad y echó un vistazo al puesto de Steven en el camino. La tienda de regalos estaba vacía, era probable que él no llegara y ese pensamiento fue suficiente para amargarla.
Al llegar a su cubículo, algunos de los guías ya estaban esperando a recibir sus folletos nuevos. Cada semana los directivos y recursos humanos le mandaban a Alice una caja nueva con la información que debían incluir en los tours.
-Buenos días. Disculpen la demora.- Dijo Alice apenada mientras tomaba asiento.
-Ay Alice.- Una mujer rio.- Descuida, no tiene mucho que llegamos.-
-Permítanme sacar sus notas.-Revolvió con descuido el contenido de la caja.
-Wow. ¡Pinta tienes!- Exclamó Liam.- ¿Acaso no has saludado a tu querido Steven?- Alice encarnó las cejas.- ¿Qué? ¿Quieres que lo traiga para ti?-
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MoonSpell || Steven Grant/Marc Spector
FanfictionDesde que Alice puede recordar, siempre ha estado enamorada del tímido y a veces raro Steven Grant. No es una sorpresa, ni siquiera es buena ocultándolo. Todos en el museo lo saben. Incluida otra persona, alguien que comparte muchas cosas con su ama...