MoonSpell || Steven Grant/Marc Spector

El príncipe de Egipto

Al despertar, Alice miró a Marc. El hombre terminaba de alistarse mientras su mirada estaba perdida en el paisaje, no se percató que la mujer se levantó de la cama.

-Hola..- Dijo con voz ronca.

-Hola.- respondió con su típica monotonía.

-¿A donde iremos?- preguntó confundida. 

-No iremos a ningún lado. Yo iré.. No tengo idea de porque Khonshu te quiere aquí, pero no irás.- Giró su cuerpo, ambos quedaron cara a cara.

Steve era un libro abierto, ella con facilidad podía leer cada expresión que se dibujaba en su rostro. Marc era lo contrario, su frente se arrugaba cuando algo le molestaba y también cuando encontraba algo gracioso.

-Sigo sin entender lo de Khonshu..- Cruzó sus brazos.- ¿A donde irás?-

-Soy su avatar, tengo que evitar que traigan a Ammit. Cosas malas pasarán si fracaso..- suspiró.- Iré a investigar el paradero de Harrow. Por eso estoy aquí..-

-Tal vez pueda ayudar en eso.-

-No.- Respondió Marc.- No estoy de acuerdo y Steven tampoco.-

-Steven no minimizaría mi ayuda, eso no es digno de él..-

-No, pero no quiere que te lastimen. Y yo tampoco; no quiero cargar el peso de otra muerte conmigo.-

-En verdad dudo que lo hagan.. Yo...-

-No.- Marc interrumpió.- Es mi última palabra.-

-Déjame hablar..-

-Volveré pronto..-  Sin decir otra palabra salió del cuarto, dejando a Alice con el coraje pudriéndose en su interior.

Marc era obstinado, no lo conocía ni de una semana y ya la había desesperado. Alice era paciente pero él la sacaba de sus estribos.

Pensar que Steven se preocupaba era otra historia.

Todo el asunto de sus poderes vino a su mente. No es que quisiera ocultarlos y más en la actualidad, que personas como ella eran aceptadas en la sociedad. Incluso eran héroes.

Era complicado. Con el tierno y cálido Steven ella quería compartirlo, mostrárselo. Sin embargo, al enterarse de sus problemas, pensó que ya tenía suficiente con lo que afrontaba como para agregar otra carga.

Desde sus años en el orfanato los tenía. Era divertido ayudar a los niños con ellos o hacer trucos para engañar a las monjas que se suponía, debían cuidarlos. Y de adolescente le fueron de mucha ayuda para robar.

Alice no siempre fue lo que Steven y Marc conocen. Tenía un oscuro pasado, sus días de ladrona y matona le ayudaron a sobrevivir en las calles, viviendo al margen, con pocas pertenencias y sin un hogar.

Esos años le dieron valor al resto de su vida, dejando atrás su personalidad agresiva acorde a sus violentos poderes. Decidió abandonar todo rastro de lo que alguna vez fue.

Aunque era difícil puesto que no reconocía a su verdadero ser en el espejo. Violett tenía razón cuando dijo que cambió por Steven. Para bien o para mal, era una realidad. El tímido hombre que trabajaba en la tienda de regalos daba luz y calor a su existencia.

Y también muy en el fondo, tenía sus motivos para chocar con la personalidad de Marc. Su rebeldía, su carácter y frialdad no le eran indiferentes.

Eso último no lo admitiría ni siquiera a sí misma.

Estiró su cuerpo y tomó una larga ducha. Su visita inesperada a Egipto hizo que guardarropa fuera limitado. Se puso el vestido de nuevo, junto con unas botas, dejó su cabello suelto y salió de la habitación sin un rumbo claro.