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Matt se acomodó el cuello de la chaqueta mientras se miraba al espejo, escondió su despeinado cabello debajo de una gorra de beisbol y emprendió su camino al comedor del hotel Moulin Rouge, caminando por los casi desiertos pasillos con tranquilidad.

Ya extrañaba los murmullos, las risas y las bromas de los alumnos de Charleston por los pasillos siempre antes de ir a desayunar, extrañaría la vida que tenía ese internado cuando estuviera nuevamente en su casa en Francia.

Se adentró en el comedor donde había una extensa mesa con un desayuno continental, algunas personas ya se estaban sirviendo, todos con ropa elegante y trajes, seguramente estaban en la ciudad por negocios, a Matt no le importó mucho meterse entre esos hombres y mujeres de negocios para servirse con tranquilidad su desayuno. Se ganó algunas miradas despectivas por parte de algunos presentes ante sus fachas, pero él estaba demasiado preocupado en llenar su taza con café y que no se le caiga ni uno solo de los bollos de su plato.

Sonrió satisfecho y se dirigió hacia una mesa solitaria cerca de la ventana. Tomó asiento y por un momento no pudo evitar sentir algo de nostalgia. Matt por lo general siempre estaba rodeado de gente, ya sea en su casa por sus hermanas y Gigi o en Charleston por sus compañeros y Charlie, incluso en el instituto Evermore en Paris, su mesa del almuerzo siempre estaba colmada por todos sus "amigos", entre comillas porque Matt comenzaba a dudar de la amistad de sus compañeros den Francia, ninguno había intentado comunicarse con él desde que estaba en Charleston.

El día de la familia le había preguntado a Brenda si alguno de sus amigos había llamado y esta le dijo que solo Natasha llamó una vez, aquella chica que lo había escondido en su casa cuando él trato de escapar de la suya.

Observó hacia las otras mesas mientras le daba un sorbo a su café, intentando no pensar en sus amigos y puso atención a las palabras de dos mujeres que estaban sentadas una frente a la otra a una mesa de distancia.

— Te lo juro Maddy, esa niñita cree que tiene que saber todos los movimientos de Thomas, es insoportable. Te juro que si él no la frenaba yo iba a frenarla a la fuerza. — Jane todavía estaba que echaba fuego por la nariz luego del incidente con Katie la noche anterior en un restaurante. Ella solo quería que Tom no se sintiera solo en el día de la familia y esa chiquilina tuvo que venir a arruinarles la cena.

— Amor... son adolescentes, muchas veces esos amores se caracterizan por ser muy intensos, celosos, posesivos y hasta tóxicos, por la inexperiencia de tener relaciones. Él es un chico muy inteligente, estoy seguro de que ya la puso en su lugar. — Matt hizo una mueca escuchando el chisme, no sabía bien de quien hablaban las mujeres, pero estaba bastante interesante. Le dio un mordisco a uno de los bollos, mientras seguía escuchando con atención.

— Me pregunto si Federico sabe acerca del comportamiento de esa niña, porque créeme que no tengo problema en ir y—

— Jane... tiene 18 años, tranquila. — Dijo Maddy apoyando su mano sobre la de su prometida, tranquilizándola. Sabía que Jane quería mucho a Tom y darse cuenta de que el chico podría estar envuelto en una relación no muy sana simplemente la sacó de quicio e hizo que Jane estuviera a punto de perder la compostura frente a Katie.

Buuuh aburrida. Pensó Matt luego de que ambas mujeres dieran el tema por terminado y se levantaran para abandonar el comedor, sin siquiera percatarse de la presencia del chico.



Tom cruzó el umbral del aula arrastrando los pies, había tenido un despertar no muy bonito gracias a Brett que le había arrojado el despertador en dirección a la cara de Tom, buscando golpearlo porque aún seguía molesto por la pelea de anoche, afortunadamente el despertador golpeó en la pared y se rompió en miles de pedazos, provocando un estruendo que despertó al inglés de golpe.

Good Boys » Matty's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora