>>Capitulo 52<<

602 97 117
                                    

'una lluvia'

El verano es famoso por dos cosas principalmente, una, las lluvias que siempre o casi siempre se convierten en tormenta, dos, el calor insoportable que llega algunas partes del mundo, y a mí me gustaría aumentar una más, lo verde que se ven las hierbas silvestres cada que la lluvia llega.

Durante esas noches en las cuales los países no podían salir a escondidas por las tormentas o lluvia, México se iba en secreto al cuarto del ruso a las 11 de la noche y se iba justo antes de que el sueño le ganará.

En todo el mes de junio y julio así había sido, sin haberse quedado dormido, a pesar de ya haber estado recostados el uno al otro en la misma cama, no se habían dormido juntos, ningún abrazo, mucho menos algún beso.

Por esa misma razón Rusia recordaba esta noche tan especial para el, sin importar que sea un paso tan simple como quedarse dormido por accidente. 3 de septiembre de 1942, esa noche fue algo helada para el de climas cálidos, pero no dejaría plantado al que era su nuevo interés, se escabulló hasta llegar a la ventana de su habitación, dónde con un toque especial, Rusia sabía que era ese país tan colorido, en ese tiempo que habían estado hablando se dió cuenta que realmente México no tenía unos "dientes perfectos", si eran blancos y pulcros, pero los dos dientes de enfrente eran ligeramente más grandes dándole una apariencia tierna a su parecer. Ese "defecto" hacía que amara más esa sonrisa sincera.

Le abrió y dejo pasar, ya estado allí dentro empezaron a hablar de cualquier cosa sentados en la orilla de la cama, hasta que surgió una conversación en singular -¿cual es tu mayor miedo?- pregunto México en español porque Rusia insistía en aprender y quien mejor para ayudarlo que México -no tengo uno- dijo con obvio acento.

-Ay que aguafiestas-

-¿Aguafiestas?-

-es decir, que amargado o aburrido- Rusia jadeó indignado, algo que aprendió de México -¿yo amargado?, Me ofendes Mex-

-uy si claro, ya serio Rus, ¿cuál es tu mayor miedo?, El mío es perder a quienes amo y los cambios-

-...creo que sería perder totalmente mi libertad- México se le quedó viendo unos segundos, ya sabía que había caído por esos deslumbrantes ojos grises, Rusia se sintió nervioso de esa intensa mirada -¿Cual es tu mayor tristeza?- preguntó haciendo que México regresara en si -¿Tristeza?, Creo que separarme de...- se quedó callado unos segundos procesando lo que estaba por decir, sintió sus mejillas rojas y cambio la pregunta -tu deseo, ¿cual es tu mayor deseo?, Yo creo que tener un chingo de cariño por parte de mis hijas, sería increíble pero entiendo que no sea así porque soy una mierda de padre-

-deseo, mmm... No lo sé nunca lo había pensado- dejo de hablar al sentir como un peso extra se ponía en su brazo, México por primera vez se quedó dormido antes que él. Rusia también tenía sueño. Al sentir su peso le llegó a la mente un deseo que no tenía contemplado, »amanecer un día contigo a mi lado«

Y ese día al fin pudieron dormir el uno con el otro, con la desgracia de que México se tuvo que ir a escondidas en la madrugada para evitar preguntas o restricciones por parte de sus superiores.

{...}

Una semana después de eso llegó una noticia que más que animar al mexicano, hizo que su humor empeorará, al parecer, otro país norteamericano quería ir a esa base para estar presente el mismo y no alguien que lo reemplace. Canadá había llegado ese lunes.

En todo el día México se veía feliz pero cuando veía o mencionaban al canadiense, esa deslumbrante sonrisa se esfumaba, Rusia le preguntó por ello y México le dijo que Canadá simplemente había acabado con su paciencia por él.

Tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora