Comienzo
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El frío de la noche se colaba por cada rincón, envolviéndolo todo con su abrazo gélido. La luna, alta en el cielo, observaba desde su trono de sombras, derramando su luz pálida sobre un mundo que parecía contener la respiración.
Ella avanzaba, sus pasos apenas audibles sobre la tierra húmeda. Cada sombra que se extendía a su alrededor le parecía un susurro, una advertencia de algo que no podía ver, pero que sentía en lo más profundo de su piel.
No sabía exactamente qué la había llevado hasta ahí. Tal vez fue el instinto, una voz silenciosa en su interior que le susurraba que siguiera caminando, que cruzara la frontera invisible entre la razón y lo desconocido. O quizás fue el destino, ese ente caprichoso que parece disfrutar jugando con los hilos de la vida.
El viento sopló con fuerza, y con él, llegó un escalofrío que le recorrió la espalda. No estaba sola.
Su corazón latía con fuerza, golpeando contra su pecho como un tambor de guerra. Se detuvo, respirando con dificultad, y miró a su alrededor. La neblina danzaba entre los árboles, enredándose en sus piernas como si quisiera retenerla.
Y entonces, los vio.
Tres sombras se alzaban a la distancia, observándola. No podía ver sus rostros, pero sentía la intensidad de sus miradas. Eran altos, imponentes, con una presencia que parecía sacudir el mismo aire que los rodeaba. No se movían, no hablaban... solo la miraban, como depredadores estudiando a su presa.
Un terror primitivo se apoderó de ella, pero junto al miedo, algo más creció en su interior. Algo oscuro, desconocido... atrayente.
Intentó dar un paso atrás, pero sus piernas se negaron a obedecer. Sus dedos se crisparon a los costados de su cuerpo, como si su propio ser estuviera dividido entre huir y acercarse más.
Uno de ellos se movió. Apenas un leve cambio en la postura, un paso imperceptible hacia adelante, pero fue suficiente para que su aliento se atorara en su garganta.
-Nos estabas buscando -su voz era grave, profunda, como un eco en la noche.
Ella negó con la cabeza, pero las palabras se quedaron atrapadas en su boca. ¿Era cierto? ¿Los estaba buscando?
Los otros dos avanzaron un poco más, y pudo distinguir mejor sus siluetas. Eran hermosos de una manera peligrosa, como si la misma oscuridad los hubiera esculpido con dedos de deseo y pecado.
-No tengas miedo -murmuró otro de ellos, su voz envolviéndola como un susurro hipnótico-. No te haremos daño... a menos que lo pidas.
Sus palabras la hicieron temblar, pero no de miedo. Algo en su interior se encendió, algo que no entendía pero que no podía ignorar.
El tercero, el que aún no había hablado, se acercó aún más, lo suficiente como para que su aroma la envolviera: una mezcla de bosque, fuego y algo más... algo que no era de este mundo.
-Tarde o temprano -dijo con una sonrisa apenas visible en la penumbra-, entenderás que no puedes huir de lo que ya te pertenece.
Ella abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera decir algo, un sonido rasgó el silencio de la noche. Algo se movía entre los árboles. Algo más los estaba observando.
No estaban solos.
-Corre -ordenó uno de ellos, y esta vez, sus voces no eran suaves ni seductoras. Eran una advertencia.
Ella sintió el peligro antes de verlo. Y entonces, la oscuridad cayó sobre ella.
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Que te tal?
Editado 🌸
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Estrategia +18
Short Story--- Ella, una chica demasiado inocente para este mundo miserable, donde la bondad es devorada por la crueldad... Ellos, seres que no pertenecen a este mundo, letales y seductores, dispuestos a hacer lo impensable por protegerla... Ella arrastra un p...