Estrategia +18

Capítulo 10: Realidad o ficción.

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Imaginación

Sueño. Joder, todo fue un maldito sueño.

Al levantarme a la mañana siguiente, no queda rastro de lo que sentí en la madrugada: tres hombres con cuerpos de infarto haciéndome suya a su maldito antojo. Solo en un maldito sueño algo así podría pasar. Y yo, como la humana caliente y estúpida que soy, llegué a pensar que era real… y los dejé hacerlo.

Dejo de mirar el techo. Llevo más de una hora viéndolo fijamente. Al moverme en la cama, siento mi parte íntima adolorida.

Joder, qué zorra soy.

¿Me estuve tocando mientras soñaba y yo misma me lastimé así?

Eres toda una chica mala.

Volvió. La maldita voz. Pensé que también era parte del jodido sueño, pero no.

Ya no puedo hacer nada más que controlarme y contradecirla.

Maldito y sabroso ardor… Paso los dedos por la zona afectada y lo que descubro me desconcierta un poco.

¿Qué digo un poco? Me alarma de sobremanera.

¿Semen?

Joder… tengo todo el coño chorreado.

No fue un simple sueño, querida.

Literalmente, está de vuelta.

Ignorándola por completo, vuelvo a tocar la zona que me duele levemente.

—¡Mierda! —grito.

Si no fue un sueño… ¿dónde carajos están?

Se fueron, idiota.

No soy ciega, estúpida.

Qué madura eres, Lilith. Hablar sola no es muy inteligente de tu parte.

—Joder… —murmuro, tratando de acomodarme un poco.

No hay rastro de que alguien haya estado en mi pequeña casa, aparte de mí.

Todo está intacto, exactamente como lo dejé.

—Qué dolor de cabeza… Joder, esta pensadera me está matando.

Tomo una liga de una de mis mesitas de noche y me amarro el cabello en un tomate mal hecho.

Al levantarme, recuerdo que estoy semidesnuda, y el dolor en mi zona sensible sigue atacándome. ¿Cómo es posible que me haya lastimado así?

Voy al baño y hago mis necesidades. El malestar en mi entrepierna es insoportable.

—Vieja estúpida —murmuro para mí misma.

Cojo el cepillo de dientes y procedo a lavarme la boca.

Al alzar la mirada al espejo frente a mí… joder, hubiera preferido no hacerlo.

—Por mi abuela… —¡ay, por qué la nombré!— Que en paz descanse… —acomodo un poco lo dicho.

Mi pecho está totalmente marcado. ¿Qué mierda me hizo esto, si hace minutos llegué a la conclusión de que nadie entró a mi casa? Es casi imposible que lo que soñé sea real.

Pero… ¿y la esperma en mi coño?

¿En verdad estuvieron aquí?

Bajo de nuevo mi mano a la zona afectada y me duele.

Corro a la habitación, que está a unos pocos pasos de distancia, y trato de buscar alguna pista… algo que me deje claro que no estoy loca.

Que no estoy tan mal de la cabeza.