Capítulo 8: Entre sombras y susurros.

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La Oscuridad de Lilith +18

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Lilith.

Quiero jugar.

No.

No seas una perra egoísta, déjame entrar también.

Joder, no. Solo lo complicarías todo.

Juntas estamos completas. Tú eres mi mitad y yo la tuya.

Lo sé, solo tengo miedo.

Déjame salir. Juguemos. De verdad quiero hacerlo.

Mi respiración se acelera. El fuego arde en mi interior, consumiendo cada resquicio de cordura que intento mantener.

Joder… puede que esté obrando mal en dejarla salir, pero la necesito. Ella es mi lado más oscuro, mi versión sin restricciones.

Esta fue tu mejor elección.

Solo quiero creer eso.

Gracias, amore.

Los aparto lentamente, y mi sonrisa se ensancha. Que comience el juego.

Si tengo a tres dioses infernales frente a mí, los disfrutaré como se debe.

Ellos me miran con intensidad, pero no con la lujuria cruda que deseo en este momento. Sus miradas contienen algo más… algo peligroso. No quiero que me miren como si fuera un tesoro preciado.

¿Dónde quedó el deseo ardiente? No quiero miradas de devoción.

Quiero que me follen hasta olvidar mi propio nombre.

—Draken.

El de cabello negro y ojos intensos fija su mirada en mí. Su expresión es indescifrable, pero en el fondo sé que arde por dentro.

Me acerco a él sin dudar, deslizando mis dedos por la tela de su camisa negra, sintiendo la dureza de su pecho bajo la tela.

—Mírame como lo hacías antes —susurro con una sonrisa pícara, dejando que mis labios rocen su oído—. Quiero que me devores con los ojos.

El tic en su mandíbula me dice que la bestia en él quiere salir.

Darek, el de cabello castaño oscuro y mirada carmesí, suelta un gruñido bajo.

—Sabes bien lo que estás pidiendo.

Mi sonrisa se ensancha.

—Sí.

Dostin, el de ojos dorados y cabello azabache con mechones caídos sobre su frente, se apoya en la pared con los brazos cruzados, observándome con la sombra de una sonrisa en sus labios.

—No sé si eres valiente o temeraria —dice en un tono que me envía un escalofrío por la columna—, pero estás jugando con fuego, pequeña.

Mis ojos se encuentran con los suyos.

—Nunca le he tenido miedo a quemarme.

Camino hacia Draken con paso seguro. Sus ojos oscuros brillan con una intensidad peligrosa, como si estuviera conteniéndose.

Eso no es lo que quiero.

Lo empujo con suavidad hasta hacerlo sentarse en la cama. Me arrodillo frente a él sin dudar, y mis manos recorren lentamente sus muslos. Es grande, fuerte y peligroso. Y es mío esta noche.

Acaricio la tela de sus pantalones oscuros y sonrío al ver cómo su erección ya se marca debajo de ellos.

Darek suelta un gruñido al ver mi descaro. Dostin aún sonríe, pero sus ojos ya no son solo diversión. Son puro deseo.

Con lentitud, desabrocho el cinturón de Draken, disfrutando de la manera en que su respiración se agita.

—Pequeña… —su voz es un gruñido amenazante.

—Shhh… —llevo un dedo a sus labios—. Déjame jugar un poco.

Bajo la cremallera y sonrío con satisfacción al ver que no lleva nada debajo.

—Oh, por Dios…

Mi boca se hace agua.

Mis dedos trazan un camino desde su base hasta la punta, explorando, probando. Siento cómo se tensa bajo mi toque.

—Joder… —Draken cierra los ojos un segundo, pero cuando los abre, son puro fuego.

Me inclino y saco la lengua, lamiendo lentamente la punta. Su gruñido ronco me calienta aún más.

Dostin se acomoda en el sofá cercano, con las piernas abiertas y la mano sobre su propio bulto. Su mirada depredadora se clava en mí mientras disfruta del espectáculo.

Darek no se queda atrás. Se acerca lentamente, sus ojos carmesí brillando con lujuria.

—Eres un maldito pecado… —murmura con voz grave.

Y eso me excita aún más.

Me hundo completamente, dejándome llevar por el placer de saber que esta noche, soy suya.

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Creo que con este capítulo entenderán un poco más el por que ya es  Lilith y no Diana...

Cucu cucu cantaba la rana..

Editado 🌸

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