Abrí mis ojos al sentir un rayo del sol golpear mi cara directamente, tenía tantas ganas de acomodarme y seguir durmiendo, pero el golpe en la puerta me daba otro plan diferente. La puerta se abrió de golpe y un chico entró, era alto y de cabello marrón oscuro, los rulos llamando la atención al igual que la cicatriz sobre su mejilla izquierda. Sobre sus manos llevaba una toalla con una muda de ropa.
- Ah, estás despierto - dijo mientras cerraba la puerta detrás de él.
Me levanté de la cama y caminé hacia él mientras tallaba mis ojos. Llevo un balde con agua caliente hacia el baño y lo dejó sobre el suelo.
- Date prisa, a Azael no le gusta la gente impuntual - Colocó la toalla y la ropa encima de una silla, se dio media vuelta y se fue.
Rápidamente me quite mi pijama y lo deje a un lado, agarre el balde y deje que el agua cayera sobre la bañera, luego me metí y solté un suspiro al sentir abrazar mi cuerpo y calentarme.
Me tome un tiempo para pensar en lo que sea, mi futuro, mi madre o como había sido tan descarada para haberme engañado toda la vida. Cerré mis ojos por un momento, el dolor de sus secretos me dolían como una puñalada al corazón, pensar como mi padre debía haberse sentido al enterarse de mi capacidad, mis ojos se cristalizaron con lágrimas al pensar en cómo fue para mi madre. Mi pecho se comprimió y mi garganta se cerró, dificultandome para respirar, mis ojos se abrieron al sentir el agua ahogándome, puse mis manos sobre los costados de la bañera y me senté.
Me toque el pecho mientras mi corazón palpitaba con fuerza por la adrenalina, agarre el jabón y lo pase por mis extremidades, luego enjabone todo con agua, deje la toalla alrededor de mi cintura y salí con cuidado, luego de ponerme la ropa me di cuenta que seguramente estaba llegando tarde. Me fui poniendo los zapatos mientras salía de la habitación, pero mi pie se golpeó contra uno de ellos haciéndome tropezar. De repente, unas manos me agarraron antes de poder caerme y me levantaron.
- Debes tener más cuidado a la próxima y ver por donde caminas. Tu rostro golpeado sería toda una ofensa para cualquiera - Dijo una voz masculina detrás mío.
Di la vuelta para ver quien era y me quedé sin aliento, un chico un poco más alto que yo me sonreía, cabello negro y ondulado igual que el anterior, su piel era palida pero muy bien cuidada, sus ojos marrones me miraban con un pequeño brillo.
- ¡Oh, si! disculpa mis modales, me llamo Arlet Baslan. Soy el modista de la princesa, para servirte - exclamó, dando una reverencia.
- Un gusto conocerte, mi nombre es...
- Pietro Romanoc, por supuesto que conozco a la persona de la que todos hablan del reino, el bendecido por Selene.
- Que rápido corren las noticias - Solté una risa nervioso.
- Así es, la gente vigila a todo el mundo entre estos pasillos, y es mejor que te fijes bien en quien confiar. Ahora, ¿a dónde te diriges?
- Hacia el jardín, me dijeron que debía empezar a controlar mis poderes. Por cierto, ¿sabes donde queda?
- Justamente ahí voy yo, solo sigueme.
Me sonrió de nuevo y comenzó a caminar donde había algunas antorchas en las paredes que iluminaban el lugar. Al final del pasillo habian unas ventanas y una puerta al medio que daban hacia el jardín, Arlet la abrió para mí y me miró.
- Principiantes primero - Me dijo con un tono burlón, haciéndome reír.
Los jardines tanto como el pasto estaban muy bien cuidados, las flores que estaban por allí iluminaban el lugar con su belleza y color. A los alrededores habían bendecidos con espadas y peleando con ellas. Pude ver a la princesa, a Yelena y Azael a lo lejos, nos acercamos con Arlet mientras yo miraba a los otros.
ESTÁS LEYENDO
𝐂𝐎𝐑𝐎𝐍𝐀 𝐇𝐄𝐂𝐇𝐈𝒁𝐀𝐃𝐀
FantasyACTO UNO Pietro es un escritor mediocre del pueblo Aarush. Sin saber, una oportunidad llega a su puerta, algo que le cambiaría completamente la vida. Zyra, un reino con una maldición, y él, que debería entrar a conocer a sus gobernantes. ¿Podrá co...