25 de agosto de 1813.
Usted deleita con su presencia, mi amada esperanza, su brillo ilumina el reino arrasando por completo con mi aliento y los latidos de mi corazón, que los dioses se apiaden de mi alma si en algún momento llegaría a deshacerme de su sonrisa.
Su majestad, princesa de Zyra pero la dueña de mis pensamientos, en el instante que la conocí, todos los dioses son testigos de mi amor hacia usted, del cuánto anhelo su toque y su risa llenando mis sentidos.
Tantas veces me he preguntado, ¿quién es ese ser que le roba el aliento, que nubla su mente de sus responsabilidades y que la hace soñar despierta? Me entristece saber que yo no soy aquel, pero eso no me importa, porque mi trabajo siempre fue cuidarla y protegerla de cualquiera que se atreva a dañarla.
Usted ha estado en mis pensamientos desde hace muchos años, cada noche que me despido de usted y la escolto a sus aposentos, me pongo nervioso al pensar que el día de mañana la volveré a ver, mi corazón salta de alegría ante la idea, y mi estómago se retuerce.
El como siempre dice mi nombre me vuelve loco, algo que hizo que estuviera a sus pies, pero no puedo quejarme princesa. Mi alma, mi cuerpo y mi mente es suyo, mi querida, porque la noche es joven y temo perderla por mis errores, aunque usted no sepa que los cometo.
Esta carta jamás podrá llegar a sus manos, así que seré lo más sincero que la pluma me permita ser. No es un secreto que mi amor por usted es infinito, el reino entero es testigo de ello, cada que voy a descansar, usted aparece en mis sueños y me dice que me ama. Es claro que ella miente, porque se que su corazón le pertenece a alguien más, y yo no puedo hacer nada, solo vivir con el dolor.
Pero usted siempre será feliz, tarde o temprano, y para mí es el mejor regalo que la vida me ha podido ofrecer, su sonrisa. Esa sonrisa, ojalá sus ojos nunca se apaguen y su brillo no desaparezca.
Hasta mi último aliento la seguiré amando, pero la pregunta es: ¿Usted me seguirá queriendo?
Ojalá que así sea, porque de lo único que podría arrepentirme es verla llorar por mi culpa. Agradezco nuevamente a los dioses por haberme puesto en su camino, porque sin usted no sería absolutamente nada más que una simple alma perdida. Mi cuerpo desea volver a verla mañana, y todos los otros días que siga con vida, porque usted es mi cura de la locura.
Siempre suyo, atentamente
Azael.
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𝐂𝐎𝐑𝐎𝐍𝐀 𝐇𝐄𝐂𝐇𝐈𝒁𝐀𝐃𝐀
FantasyACTO UNO Pietro es un escritor mediocre del pueblo Aarush. Sin saber, una oportunidad llega a su puerta, algo que le cambiaría completamente la vida. Zyra, un reino con una maldición, y él, que debería entrar a conocer a sus gobernantes. ¿Podrá co...