El hambre la hizo abrir los ojos a mitad de la noche. Se sentía como si tuviera dos semanas sin probar nada sólido y hasta cierto punto, así era. Hizo una inspección rápida: primero, alguien había entrado y apagado las luces y segundo, eran las 3:26 AM.
Por un momento, se dijo que debía volver a dormir, pero cuando lo intento su estómago protesto enfáticamente y supó que si no comía algo no lograría dormir. Salió de entre las sábanas y bajó las escaleras con cuidado para no despertar a nadie en la casa.
Una vez en la cocina, se abalanzo sobre el refrigerados en busca de algo que calmase su hambre. Encontrado sobras de lo que al parecer había sido la cena: lasaña. Odiaba la lasaña, pero en ese momento se le antojo deliciosa, así que la tomó, colocándola sobre la encimera y volvió a inspeccionar el refrigerador, al parecer alguien había estado de fiesta allí, porque había un gran pedazo de pastel que evidentemente habían intentado ocultar, ¡Ilusos! También lo tomó. Ahora solo faltaba algo para tomar... Así que se sirvió un vaso de leche fría.
Satisfecha con su hallazgo se sentó en la isla y tomó primero el pastel. Cerró los ojos en un exagerado gesto de placer al sentir su sabor, era lo mejor que había probado en... Dos días.
-¿T/n?- la voz a sus espaldas la hizo frisarse. Ni siquiera pensó en limpiarse el glaseado que tenía por toda la cara- ¿T/n, eres tú?
-Si, papá, soy yo, ¿Que haces aquí?
-Tu madre escucho un ruido y me despertó. Yo decía que eran ratas, ella decía que era un ladrón; apostamos. Así que baje a ver- su padre llegó hasta ella y la miró fijamente- ¿Piensas comer todo eso?- preguntó horrorisado.
-Si.
-A tu madre no le gustará saber que te has comido su pastel de merengue- agregó.
-Lo superará.
Él siguió mirándola mientras un profundo e incómodo silencio se asentaba entre ambos.
-¿Hay algo que quieras contarme?- cuestión.
-No, ¿Por qué la pregunta?
No pudo evitar sentirse tensa mientras su padre tomaba el taburete que estaba a su lado y se sentaba junto a ella.
-No lo sé... Estás extraña últimamente.
-Te estás imaginando cosas, papá. Solo para que a veces estoy algo cansada- mintió, manteniendo su rostro oculto en la oscuridad.
Su padre tocó su hombro y la hizo mirarlo. ¡Oh no! Comenzaría con una de esas largas y horrible charlas. T/n se resvistió de fuerzas para aguantar la hora que le esperaba, pero afortunadamente, la voz de su madre lo interrumpió antes de que comenzará a hablar.
-Joe- la voz era apenas un susurro lejano, como si su madre estuviera oculta y bien lejos- ¿Joseph, dónde estás?
-Estoy aquí cariño, ya voy.
Su padre se levantó del taburete en el que había estado sentado y le lanzó una mirada que no pudó descifrar.
-Iré con tu madre. Limpia todo este desastre antes de irte.
Ella asintió, aunque no tenía sentido, tomando en cuenta que su padre ya estaba camino a las escaleras. T/n se quedó pensando en la actitud de su progenitor unos segundos, antes de recordar que tenía cosas por comer, entonces olvidó a su padre y todo lo demás y se centró en la lasaña que la esperaba.
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Definitivamente T/n había tomado la decisión de no volver más al club de lectura, por lo menos hasta que se le quitaran las ganas de dormir todo el día. La pareza le había ganado y no tenía ganas ni de ponerse ropa y mucho menos de salir a la calle.
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Y Ahora ¿Que Hago? (Yeonjun y tu)
FanficT/n es una joven ejemplar con un futuro meticulosamente planeado: terminar la escuela, encontrar un trabajo, ingresar a la universidad... Todo estaba planeado, menos conocer a Choi Yeonjun. T/n nunca se había imaginado que se sentiría atraída por su...