El camino de vuelta a su casa fue lo más tenso que T/n había experimentado jamás. A su lado, Yeonjun llevaba los brazos tan tensos sobre el volante que parecía como si fuera a romperlo. Ella se dedicó a mirar por la ventana como si el resto del mundo no existiera.
No habían intercambiado ni una sola palabra desde que ella había soltado la bomba. Esperaba distintas reacciones, gritos, negación, cualquier cosa menos el silencio sepulcral que los había acompañado desde entonces.
-¿Pensabas decirmelo en algún momento?
T/n dio un salto en el asiento, estaba tan ensimismada que prácticamente había olvidado cualquier cosa que no estuviera dentro de su cabeza. Se giró hacia Yeonjun que cada diez segundos la mirada con el rabillo del ojo.
-Te lo acabo de decir- respondió, más para si misma.
-¡Porque no has tenido opción!
-Pero te lo he contado. Ese era el punto. Lo sabes y no cambiará nada.
-¿Que no cambia nada? ¡Lo cambia todo!- exclamo- ¿tienes idea de lo que esto significa?
¿Por qué estaba gritándole? Ella era la que debía estar gritando. Ella era la embarazada hormonal a la que se le había caído la vida encima. Él continuaría con su vida de siempre, se casaría y tal vez, si ella tenía suerte, llamaría para navidades y cumpleaños.
-¿Aparte del total fin de mi vida? No sé que significa ilustrame- contesto sarcástica.
-¿El fin de tu vida? ¡Yo voy a casarme, maldita sea! Y ahora tu estás embarazada.
T/n se giró hacia él para poder apuñalarlo con la mirada directamente.
-Yo no te he dicho que no te cases, cásate mil veces si te da la gana- grito histerica- Yo soy la que está jodida hasta la médula, no tu.
Volvió a dirigir la mirada a la carretera. Gracias a Dios faltaba poco para llegar a su casa, daba la vida por deshacerse de Yeonjun y la tensión que cargaba con él.
-¿Y que quieres que le diga a Mirando? ¿Que mientras ella organizaba nuestra boda yo estaba acostándose contigo, pero que todo está bien porque tu no me has pedido que no me case?- urgió mientras aparcaba frente a su casa- ¡Mierda, no debimos acostarnos!
T/n se quedó de piedra. Dolia escucharlo, aunque ella lo hubiera pensado un millón de veces en los últimos quince días. Le dijo a Yeonjun lo mismo que se decía así misma cuando aquello le llegaba a la mente:
-Es muy tarde para pensar en eso. Debiste pensarlo antes de emborracharte como cuba y ponerte todo cachondo, no me culpes a mi- bramó abriendo la puerta del auto.
La mano de Yeonjun la detuvo y ella giró para encontrarse con el rostro de él desfigurado por la rabia. Vaya novedad.
-Sabes que tenemos que hablar.
-Hablaremos después, no estoy de ánimo.
Se soltó de su agarre y salió del auto antes de que él volviera a decir otra de sus estupideces. ¡Maldito Yeonjun!
Caminó hacia su casa, pero antes de llegar a la puerta, esta se abrió y Beomgyu apareció en el umbral. En aquellos últimos días T/n había comenzado a odiarlo, casi tanto como odiaba todo lo demás sobre la tierra.
-¿Que quieres, Beongyu? Ahora no es el momento- aclaró desde que estuvo frente a él.
-Los he visto discutir- dijo- ¿Le has contado?
-No discutíamos, Beongyu. Ya déjame en paz- contesto furiosa- Buscate una vida.
Aunque quisiera a su hermano con locura, T/n tenía que admitir que justo en aquel momento estaba harta de él. Ya bastante tenía con sus problemas personales como para tener que aguantar a Beongyu colmando su paciencia.
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Y Ahora ¿Que Hago? (Yeonjun y tu)
Hayran KurguT/n es una joven ejemplar con un futuro meticulosamente planeado: terminar la escuela, encontrar un trabajo, ingresar a la universidad... Todo estaba planeado, menos conocer a Choi Yeonjun. T/n nunca se había imaginado que se sentiría atraída por su...