Capítulo 12: Una violación en publico

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Sentada en la consulta, T/n intento recordar cual había sido el acontecimiento mas vergonzoso de su vida. Hasta ese momento, lo peor que le había pasado había sido cuando en sexto grado se le había declarado a Kurt Dalton, su compañero de química, y él le había respondido que ella no le gustaba. Fue horrible, frustrante, traumático e igual tuvo que seguir sentándose con él el resto de semestre.

Pues bien. Eso no era nada vergonzoso, frente a estar sentada junto a su jefe en la consulta de una ginecóloga mientras esta le preguntaba cosas como cuando tuvo su última menstruación. Con toda sinceridad podía decir que preferiría estar sentada junto a Kurt Dalton ahora.

Enfocó la vista en sus manos sobre su regazo mientras las doctora Rodes tecleaba en su computadora.

-Bien T/n. Según mis cálculos estás de 10, 3 semanas- dijo la mujer de mediana edad.

¡Genial! T/n llevaba diez minutos respondiendo a sus preguntas incómodas para que ella le dijera lo que ya sabía. Si, prefería estar en cualquier otro lugar.

A su lado, Yeonjun permanecía impasible, totalmente fuera de lugar en aquel horroroso sillón color salmón. La mitad del tiempo que había estado allí, él lo había pasado mirando fijamente un cartel que mostraba el crecimiento fetal por etapas, se le veía muy concentrado y por momentos ella se permitía observarlo mientras estaba distraído.

-T/n, quiero que vayas al baño, te cambies tu ropa por una bata y luego me esperes en la camilla- indicó.

Con pesar ella se puso de pie y se metió al baño. Tomó la bata y tuvo un ataque de pánico al ver que la "bata" no era mas que un trozo de tela con dos agujeros por donde meter los brazos. Todo su trasero quedaba expuesto, ¿Cómo saldría de allí con las nalgas al aire y con Yeonjun ahí fuera?

Respiró profundo una, dos, tres veces y se armó de valor. Iba a tener un hijo con Yeonjun, aquel no era el momento para ponerse pudorosa. Con la mano izquierda unió los bordes de la bata e intentó salir de ahí con su dignidad intacta.

Caminó como pingüino todo lo rápido que pudo hasta la camilla. Fue un intento miserable porque dadas las dimensiones de aquel consultorio, los ojos de Yeonjun y de la doctora Rodes estuvieron puestos en ella antes de que terminara de abrir la puerta.

Se sentó sobre la camilla y cruzó las piernas a la altura de los talones mientras fijaba la mirada en cualquier punto que no fuera su jefe.

-Recuéstate- pidió la mujer. T/n no había notado que la tenía al lado.

Tan pronto como su espalda tocó la camilla la Dra. Rodes le colocó algo extraño alrededor de su brazo, es decir, conocía el condenado aparato, pero no recordaba haber escuchado su nombre alguna vez. La cosa esa comenzó a llenarse de aire y apretarle el brazo, pero cuando T/n comenzó a considerar en serio la idea de gritar la presión empezó a ceder lentamente. Menos mal.

-Bien, linda- la doctora miró una pantalla y asintió en silencio mientras en unos papeles que hasta el momento había notado- Perfecto. Ahora vamos a ver al bebé, ¿Qué te parece?

T/n miró a Yeonjun con nerviosismo, él se veía tal calmado que ella se sintió estúpida, ¿Por qué no estaba tan histérico como ella?

Unos minutos después ella supo que histérica no era la palabra. Histeria fue lo que comenzó a sentir cuando acostada en la camilla y con Yeonjun junto a ella, la doctora Rodes tomó una cosa larga y cilíndrica y comenzó a colocarle... ¿Un condón? No, no, no, no, no, no. Rotundamente no. Ella no estaba haciendo lo que T/n creía que estaban haciendo. No pretendía lo que T/n intuía que pretendía.

-Muy bien... Vamos a ver a ese bebé. Abre las piernas- sonrió.

-¿Qué? ¡No! ¿Por qué?

-Voy a hacerte una ecografía- explicó la mujer como si fuera mas que obvio.

-Pero... No es así. He visto películas. Esa cosa babosa debería ir sobre mi abdomen.

¿Había dicho histérica? Si existía algo mas allá de la histeria pues lo estaba experimentando en ese justo momento. Intentó ponerse de pie, pero la doctora Rodes la agarró por los hombros y la hizo quedarse tumbada.

-Se llama ecografía transvaginal- aclaró.

-¿Transkaka qué?- chilló- No va a meter eso dentro de mi.

-Es la mejor manera de ver a tu bebé, por lo menos hasta que tengas las 12 semanas- era notorio que aquella mujer estaba perdiendo la paciencia.

Maldito fuera Yeonjun por solo estar allí parado con una media sonrisa en los labios, ¿Acaso no pretendía ayudarla frente a aquella vieja violadora con bata?

"¡Claro que no!" le gritó la oportuna voz de su cabeza "No va a ayudarte porque es un enfermo y está disfrutando con tu incomodidad. Si vas a hacer algo tendrás que hacerlo sola"

-Muy bien- dijo calmándose un poco- Me iré y volveré cuando tenga esas doce semanas- añadió intentando otra vez de levantarse.

-¡T/n!- el tono de aquella mujer la hizo detenerse- No sea infantil. No sé si has notado que pese a tu edad dejaste de ser una niña en el momento en el que procreaste una vida. Ahora eres una mujer, una madre, es tu deber hacer lo mejor para tu bebé y lo mejor es que lo veamos ahora y comprobemos que todo esta bien.

¿Cómo era posible que la Dra. Rodes la hiciera sentirse culpable por no querer que le metieran un consolador con cámara en público? Y por público obviamente se refería a Yeonjun.

-Lo haré si él sale- estableció.

Ambos pares de ojos la miraron con una ceja enarcada, ¿Qué? Su petición tenía sentido, ¿Verdad? Quería mantener su dignidad.

-¡Ya! De acuerdo- se rindió- Hágalo. Terminemos con esto.

La doctora Rodes respiró profundamente. Evidentemente no estaba acostumbrada a aquellas escenas, como si todas las mujeres que iban a su consulta estuvieran acostumbradas a aquella violación disfrazada de procedimiento médico.

La mujer la hizo abrir las piernas y comenzó a introducir era cosa en su interior. Había descubierto muchas barbaridades aquel día, y solo era su primera consulta. Solo de pensar que le esperaban siete meses mas de todo aquello le daban escalofríos.

   Pudo sentir el cosquilleo en los pómulos que le decía que estaba sonrojándose. Yeonjun estaba a su lado y aunque no podía descifrar su rostro sabía que, en su interior, en lo mas profundo de su alma oscura y pantanosa estaba burlándose de ella. Maldito desgraciado.

Hicieron falta algunos segundos y que la doctora moviera el aparato infernal varias veces para que una pequeñísima mancha negra apareciera en la pantalla que estaba frente a ellos. La mujer todo algunos botones y sonrió.

-Aquí esta, la primera imagen de su bebé.

Antes que nada, había unos puntos que aclarar.

1. No se veía nada. Parecía un grano de habichuela flotando, lo cual no era nada bonito.

2. A diferencia de lo que había visto en las películas, no le dieron ganas de llorar ni se enterneció.

Aclarado eso, quería que aquella mujer sacara esa cosa de ella. Estaba viendo la imagen por lo menos fingía entender y era evidente que todo estaba muy bien. Eso podía notarlo por la forma tranquila en que aquella pulguita nadaba en la espaciosa piscina termal de su interior. Era capaz de asegurar que lo había visto sonreír si con eso dejarían de torturarla.

Iba a pedir que terminaran con todo aquello cuando, casi de forma imperceptible, la mano de Yeonjun tocó la suya, ¿En serio la mano de Yeonjun estaba tocando la suya? Sus dedos rozaban el dorso de su mano con delicadeza, pero su mirada estaba fija en la pantalla y en sus labios había una sonrisa. Una sonrisa genuina.

¿Quién la habría imaginado? Choi Yeonjun se emocionaba viendo la imagen de una mancha flotante en un medio acuoso. Eso por un momento la hizo preguntarse, ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué no estaba llorando como las mujeres normales de las películas?

Afortunadamente la doctora Rodes extrajo el instrumento de tortura y le sonrió.

Acabando con si efímero momento de reflexión y llevándose de paso los dos minutos mas íntimos que había compartido con Yeonjun jamas.  

Y Ahora ¿Que Hago? (Yeonjun y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora