Capítulo 18: No existía alcohol en el mundo que la hiciera olvidar aquello

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"Piensa en algo, T/n, ¡Aléjate de él! ¿Por qué estas permitiendo que te bese?"

La voz de su cabeza le gritaba como loca que se apartara de Yeonjun y de sus manos que parecían estar en todos lados y en ninguno, pero su cerebro se negaba a acatar ninguna de las órdenes que ella dictaba frenéticamente.

Yeonjun estaba besándola y estaba de mas decir que le gusta. Le gustaba demasiado como para apartarse de él, así que solo cerró los ojos, enredó sus brazos en su cintura y se concentró en sumergirse en la embriagante sensación de los labios de Yeonjun sobre los suyos, de la lengua de él danzando junto a la suya al compás de una música inexistente para el resto del universo.

Rápidamente la mano de Yeonjun dejó de estar en su nuca y se enredó entre su pelo, la otra acarició su cintura deslizándose suavemente hacia su trasero.

Gimió contra la boca de Yeonjun y lo escuchó gruñir en respuesta. Aquello se sentía tan bien que no quería que terminara nunca. Ni siquiera se dio cuenta de en que momento sus manos pasaron de rodear la cintura de Yeonjun a rodear su cuello, ni cuando sus pies dejaron de estar en el suelo para sustituir sus brazos en el lugar en el que solían estar.

La voz dentro de su cabeza seguía gritando, pero ella presionó el botón de mute, ¿Por qué maldita razón no recordaba que Yeonjun besaba tan bien? No creía que existiera alcohol en el mundo que la hiciera olvidar aquello.

Nunca sabría decir con exactitud cuanto tiempo paso mientras se toqueteaban como adolescentes hormonados, pero cuando Yeonjun por fin se separo de ella la camina del pijama que llevaba puesta había desaparecido y sus respiros forzados llenaban el aire. Sus ojos se clavaron en los de él y ninguno apartó la mirada, pero apostaba su vida a que había sentido una conexión entre ellos.

Como se había vuelto frecuente en los últimos días, Yeonjun le sonrió y la depositó lentamente en el suelo, hasta que sus pies volvieron a sostenerla.

-Listo- susurró muy cerca de su oído- Ya no hay chocolate.

Por sus palabras, ella hubiera entendido que iba a apartarse, peor no lo hizo. Siguió tan pegado a ella que era difícil saber quien era quien.

Ella por otro lado, estaba congelada. No se le ocurría nada que decir o hacer, tampoco quería separarse de él, no quería hacer nada que logrará romper la "magia", así que se quedó justo como estaba. Y dio resultado, porque volvió a sentir los dedos de Yeonjun en su cintura desnuda y con un corto beso en los labios, antes de que él se separara totalmente.

-Ve a la cama, T/n- sugirió y luego salió de la cocina, dejándola con la cabeza hecha un caos.

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¿Tenía que decir que no había logrado pegar el ojo en toda la noche?

Podía decir que la culpa era del chocolate- porque si, al final se lo había comido todo- pero en el fondo sabía que no era así, que era su conciencia sintiéndose culpable lo que no le había permitido dormir.

Eso y el recuerdo de aquel beso...

En ese momento solo podía pensar en dos cosas: la primera, no tenía idea de como salir de ahí, como mirar a Yeonjun a la cara después de lo que había pasado la noche anterior. Lo peor era que no podía reclamarle por haberla besado, porque ella había respondido con bastante entusiasmo al beso.

La segunda cosa, Miranda, ¡Dios santo, había vuelto a hacerlo otra vez! ¿Por qué seguía permitiendo que Yeonjun la arrastrara a aquello? Si, besarlo le había gustado, pero no estaba bien. Una cosa era estar esperando un hijo suyo, pero Yeonjun iba a casarse, ¡Iba a casarse con Miranda! Y mientras eso sucedía, ahí estaba ella dejándose besar y toquetear.

Y Ahora ¿Que Hago? (Yeonjun y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora