La única parte buena de que Yeonjun la acompañara al medico fue que, a la salida, intentando que ella olvidara su traumática experiencia, él le había comprado un enorme helado de caramelo y, por lo menos mientras se lo comía, olvidó los últimos treinta minutos.
Caminaban uno junto al otro rumbo a la plaza en la que Yeonjun había aparcado el auto, pero ninguno de los dos hablaba. T/n agradecía que el helado no le permitía hablar, ¡Mágico helado! Le daba un excusa perfecta, estaba delicioso y no le había costado ni un centavo.
Cuando llegaron hasta el extremadamente lujoso auto de Yeonjun, él se adelantó y abrió la puerta del copiloto para ella, y ¡Vaya, si había sido la primera cosa cortes que había hecho por ella en cinco meses! Estaba sorprendida. Le sonrió sin mostrar los dientes y entro al auto.
Yeonjun condujo en silencio durante los 20 minutos que duró el viaje, a ella no le molestó, estaba acostumbrada a él en plan huraño todo el tiempo. Miró por la ventana y terminó con su helado de caramelo. Unos minutos después, Yeonjun detuvo el auto frente a su casa.
T/n pensó en lo frecuente que se había hacho en aquello días que Yeonjun la llevara hasta su casa, tal vez debería andarse con cuidado porque su madre estaba invirtiendo todo su tiempo libre- que era bastante- en hacer suposiciones románticas sobre ellos. Obvio que eventualmente iba a contarle la verdad, pero en el presente no se sentía preparada para ello.
Agradeció a Yeonjun por haberla llevado a casa, también por haberla recogido y abrió la puerta del auto para salir, él la detuvo, cuando se giró hacia él estaba extendiéndole un sobre, T/n lo reconoció al instante: era una de los sobres donde estaban las imágenes de la ecografía. La doctora había tenido la amabilidad de entregarle dos copias, como si por alguna razón hubiera notado su renuncia a compartir mas allá de lo que la vida los obligaba.
Terminó de salir del auto y metió el sobre doblado en su bolsillo trasero. Al entrar en su casa encontró a su madre en la cocina. Afortunadamente no estaba en la sala o habría visto a Yeonjun y eso habría dado paso a un interrogatorio.
-T/n, linda, ¿No fuiste al trabajo?- preguntó observando su ropa, que consistía en jeans, zapatos planos y una simple camiseta verde.
-No- era todo lo que estaba dispuesta a responder.
Su madre esperó por unos segundos para ver si ahondaba en su respuesta, pero T/n simplemente la ignoró, hasta que volvió a preguntar.
-¿Por qué?
-Pedí un permiso para faltar- contestó sirviéndose un vaso de agua.
-¿Por qué?- repitió su madre.
-Porque tenía algo importante que hacer, mamá- suspiro, intentando fervientemente no perder la paciencia frente a toda aquella preguntadera- No preguntes que- añadió.
-Bien. No lo haré.
T/n asintió, saliendo rumbo a su habitación. Por lo menos no corría el riesgo de encontrarse con Beomgyu o su padre, ambos estaban en el trabajo porque, aunque pareciera que la única función de su hermano era sacarla de quicio, tenía un empleo. Ella se preguntaba cuanto tiempo pasaría hasta que encontrara una pobre ingenua que se lo llevara muy lejos, o hasta que él comprendiera que tener 25 y vivir con tus padres no era sexy. Esperaba que no mucho, todos necesitaban un descanso de Beomgyu allí. Y por todos se prefería a ella.
Tan pronto entró en la habitación se lanzó sobre su cama y se quedó mirando al techo. Todavía no había olvidado la forma siniestra y sádica en la que la doctora Rodes la había torturado unas horas antes, pero tampoco olvidaba l actitud de Yeonjun. Hasta cierto punto, él parecía mas emocionada que ella respecto a todo aquello, había sido lindo verlo sonreír mientras veía la imagen en la pantalla y, ¿Para que mentir? Había sido lindo sentirlo rozar su mano, como si estuviera dejándole saber sin palabras que estaba allí, junto a ella, mas que fisicamente.
Miró la hora en su reloj, eran las seis de la tarde. En la última semana había hecho una costumbre ir al parque y caminar por un rato. Era relajante, la ayudaba a pensar y era un modo de escape económico ahora que ahorrar era una de sus mayores prioridades.
Se levantó de la cama y se cambió los zapatos por unos mas cómodos y tomó solo sus llaves.
Tal vez no encontraba en aquel parque la respuesta a sus problemas, pero por lo menos encontraba un poco de paz y tranquilidad.
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Como no había asistido al trabajo el día anterior, el viernes tuvo que ponerse al día con las cosas pendientes. Yeonjun no la había molestado ni un poco. De hecho, llamo a las diez de la mañana para decirle que no iría a trabajar. A ella solían gustarle los días en los que Yeonjun no estaba allí para fastidiarla, pero ese día se sorprendió extrañándolo.
El día paso lento y se aburrió como nunca. Pero por lo menos pudo irse a casa temprano dado que Yeonjun no estaba allí para hacerla cumplir el horario.
Como se había vuelto una costumbre, pasó primero a comprarse un chocolate antes de marcharse. A lo largo de la semana había elaborado una rutina. Al salir del trabajo y luego de ir por un chocolate iba a su casa, se duchaba y daba una vuelta por el parque. Sabía que terminaría cansándose mas temprano que tarde, pero mientras tanto le gustaba la paz que le suponía estar allí.
Encendió la radio y condujo hasta su casa cabeceando al ritmo de la música. Tardó poco menos de una hora en llegar y cuando por fin aparcó, experimento esa sensación que últimamente la acompañaba siempre que estaba en casa. Apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos, tal vez aquella solo era una señal de que era el momento de buscarse su lugar propio, un lugar donde al llegar solo la recibiera el silencio y donde no tuviera que encerrarse todo el día en una habitación para evitar que alguien de su familia la fastidiara.
Caminó con paso lento hasta la puerta, introdujo la llave en la cerradura y entro en el recibidor. Era raro que en su casa hubiera silencio a esas horas, así que fue a la sala a ver donde estaban todos.
Y allí los encontró. Su familia, papá, mamá y Beomgyu estaban en el sofá, aparentemente esperando por ella.
T/n se detuvo e intentó descifrar que estaba pasando. Se rindió diez segundos después.
-¿Qué pasa, murió alguien?
Su madre ignoró su pregunta y caminó hacia ella con el ceño fruncido. Eran raras las situaciones en las que su madre no estaba de un leve buen humor.
-T/n, necesito que me digas que rayos es esto- su madre la miró a los ojos y levantó su mano, mostrándole un papel doblado.
Ella sabía muy bien lo que era ese papel, no necesitaba preguntar. Eran las imágenes de su ecografía.
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Y Ahora ¿Que Hago? (Yeonjun y tu)
FanficT/n es una joven ejemplar con un futuro meticulosamente planeado: terminar la escuela, encontrar un trabajo, ingresar a la universidad... Todo estaba planeado, menos conocer a Choi Yeonjun. T/n nunca se había imaginado que se sentiría atraída por su...