Revise la hora en mi reloj por quinta vez, estaba justo de tiempo para llegar a la oficina, desde que me había convertido en supervisor mi trabajo había incrementado. Llegaba de mis vacaciones en Nápoles en donde mi madre vivía en una casa de reposo mental; ella necesitaba cuidados que yo no podía ofrecerle y mucho menos con el poco tiempo que tenía al tener que viajar constantemente por el trabajo.
- ¿Café cargado y sin azúcar agente Amaduzzi? - pregunto la mujer que tenía frente a mí con un leve sonrojo, asentí sin dirigirle más que un par de miradas, no acostumbraba a relacionarme con mujeres que no fueran estrictamente seleccionadas para controlar mis impulsos sexuales- que tenga un buen día- dijo con añoranza, asentí sin darle mucha importancia y salí de la cafetería caminando hasta las puetas del edificio de investigación del estado italiano.
Mi teléfono empezó a retumbar en mi bolsillo con fuerza, lo tome verificando de quien era el número, rodé los ojos al evidenciar el contacto de unas de mis anteriores ex compañeras de cama; era absurdo que se comunicaran conmigo si ya nuestro contrato había finalizado; gire los ojos y desvié la llamada, las puertas del ascensor se abrieron dando paso a la unidad de crímenes violentos y seriales de la que era supervisor desde hace algunos meses.
-Miren nada mas quien regreso, nuestro supervisor- dijo Vanessa mi compañera más antigua de quipo- ¿qué haces tan pronto en trabajo genio? - me pregunto con sorna, me acerque a darle un beso en su mejilla y chocar los puños con el resto del equipo- ¿no tenías un par de días más de vacaciones?
-El jefe no esta y eso solo significa que estoy a cargo- dije encogiéndome de hombros- alguno sabe ¿a dónde se fue? - les pregunté a mis compañeros, todos ellos se tensaron desviando la mirada- ninguno piensa responderme- dije con mi ceño fruncido- ¿Qué clase de equipo tengo a cargo? - dije bufando y alejándome de ellos.
-Uno que te adora cerebrito- dijo Vanessa en un grito, solté una suave risa y me encerré en mi oficina revisando los últimos expedientes; debia revisar que los protocolos se llevaran a cabo de forma correcta y lo expedientes de mis compañeros estuvieran completos; recibí un par de llamadas en la mañana sobre trabajo y coordiné el pago de la mensualidad de mi madre.
No podía permitirme que su mensualidad se viera afectada, o que sus medicamentos no fueran compras dos de manera oportuna; la esquizofrenia no era una enfermedad con la que se pudiera jugar, y ella necesitaba que sus cuidados fueran cancelados de manera oportuna; gracias a mi prodigioso cerebro contaba con una estabilidad económica considerable y debido a mi nuevo estatus laboral, mi salario era muy generoso, además tenía muchos negocios que a diario sumaba ceros en mis cuentas bancarios.
-Agente Amaduzzi- dijo la interna que habían asignado a mi cargo, ella hacía las veces de asistente de Reginaldo como jefe de la unidad y mía como supervisor- lo está buscando una señorita y dice que exige verlo- me informo, fruncí el ceño confundido, revise mi agenda y no tenía ninguna consulta, mucho menos algo programado con alguna mujer; me levante acomodando mi placa y mi arma, salí detrás de Iris para verificar quien estaba interrumpiendo con mi jornada normal. Vanessa y Sergey estaban en compañía de una mujer que lloraba desconsoladamente, me acerque rápidamente, Zack llego con un vaso de agua ofreciéndoselo a la dama que seguía sin poder explicar la situación
ESTÁS LEYENDO
Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)
RomanceElla era una niña que no conocía el amor Él era un joven que no veía mas allá de la razón. Se separaron para no amarse, y el destino los unió para que jamás sucediera otra vez. Dos almas que sueñan olvidarse y que siempre estuvieron destinadas a e...