Navidad y año nuevo pasaron con rapidez, nuestra familia estaba en su mejor momento, el invierno estaba acabando por fin, mis pequeños ya tenían un año y algunos meses de vida con la llegada de primavera, Sebastián y Sara habían nacido iniciando el invierno y cumplirían sus dos años en algunos meses más, ya daban sus primeros pasos ayudados por nosotros, era increíble como el tiempo pasaba de forma veloz; yo ya llevaba un tiempo como directora creativa de mi constructora y definitivamente fue la mejor decisión que pude tomar.
Carlo había pasado a ser mi asistente directivo oficial, me ayudaba no solo con mis labores como directora también me apoyaba en mis proyectos arquitectónicos; mi abuelo definitivamente se lució con esta propuesta y me dio la oportunidad de tener jornadas flexibles, además de tener de mi propia oficina tenía una zona para supervisar a mis hijos cuando los traía a la empresa.
-Buen día Bianca – dijo mi asistente entregándome una taza de café- ¿los niños no vienen hoy? - me pregunto, negué explicándole que Matteo acababa de llegar de un caso y estaba en su tiempo libre con ellos; una de las cosas que había funcionado a la perfección fue el arreglo que mi prometido hizo en su trabajo porque así podía pasar tiempo de calidad con los niños y estar presente en momento importantes como su primera palabra o sus primeros pasos.
Mis pequeños le habían dado el gusto a su padre de esperar para gatear cuando él estuviera presente, en un día de cena familiar ellos habían mostrado que ya estaban preparados para gatear, en un inicio fue algo muy hermoso y nostálgico, luego notamos que fue un completo desastre porque ellos dos no querían quedarse quietos y era poco seguro dejarlos recorrer toda nuestra cabaña. Me concentré en trabajar cuando mi asistente me dio todas las indicaciones del día; no tenía muchos pendientes, algunas reuniones o informes de algunos proyectos que ya teníamos en curso, además de comités empresariales que odiaba profundamente.
Mi día fue agotador y solo pude terminarlo hasta muy entrada la tarde, era hora de regresar a casa con mi familia y ver a mis pequeños hijos al llegar vi varios carros de policía estacionados, di un frenazo, aterrada empezando a correr hasta la casa entre sin preguntar que estaba sucediendo buscando a las tres personas más importantes de mi vida, al ver como Matteo tenia a Sara en sus brazos y Lucia a Sebastián me tranquilicé.
- ¿Que está sucediendo? - pregunte alarmada hacia mi prometido, él se alivió al verme y se acercó para besarme- ¿qué pasa? ¿todo están bien? ¿por qué hay tantos policías? – lo cuestioné, no quería hacerme ideas erróneas ya habíamos pasado por muchas cosas no podíamos seguir estrellándonos contra problemas y criminales- habla cariño me va a dar algo- le exigí.
-Todos estamos bien amor, Kate Dalí escapo de la cárcel- dijo mirándome fijamente, trague saliva porque eso significaba que esa mujer estaba libre y en busca de venganza- los reportes mencionan que Louise fue quien la ayudo en huida- escuchar aquello hizo que jadeara, dos locas criminales que nos odiaban estaban libres.
-Mis abuelos, las gemelas- susurré aterrada, las niñas ya estaban más que aclimatadas a su nueva vida, estaban en una nueva escuela y amaban a su nueva familia; mi padre y mi tia estaban enamorados con la idea de ser hermanos mayores y mis abuelos sentían que debían darles el cielo a esas pequeñas cuando ellas utilizaban el diminutivo de papi y mami- necesitas decirles debemos- dije tratando de respirar correctamente.
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Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)
RomanceElla era una niña que no conocía el amor Él era un joven que no veía mas allá de la razón. Se separaron para no amarse, y el destino los unió para que jamás sucediera otra vez. Dos almas que sueñan olvidarse y que siempre estuvieron destinadas a e...