Capítulo VIII

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Veía atentamente la pantalla de mi laptop con los planos que tenía para el banco, la mejor forma de aceptar lo que había pasado era seguir con mi vida; yo no era una investigadora criminal, solo una jovencita que estaba en el lugar y momento equiv...

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Veía atentamente la pantalla de mi laptop con los planos que tenía para el banco, la mejor forma de aceptar lo que había pasado era seguir con mi vida; yo no era una investigadora criminal, solo una jovencita que estaba en el lugar y momento equivocado, regrese a mi rutina laboral y personal igual que el resto de mi entorno con la única diferencia que tenía dos escoltas a mi disposición o tres si contaba al que quería permanecer en las sombras.

Desde ese día Matteo no me permitió ni siquiera discutir esa decisión, por lo menos hasta que se tuviera la certeza de mi nula vinculación con la investigación de la célula terrorista iba a tener seguridad privada, iba a usar una de las camionetas de seguridad cortesía de mis abuelos, y por supuesto iba a tener un escolta adicional asignado por ms padres que no era agente de ninguna entidad gubernamental.

-Señorita cuanto lleva de esta manera- dijo Elías ayudándome a reponer, mi estado de salud seguía igual o peor, no soportaba olores, siempre debia prevenir fuertes mareos, o caer dómida en cualquier superficie cálida- nosotros respetamos que no quiera decirle al agente Amaduzzi, él es nuestro jefe, somos parte de su unidad ¿sabe qué hará con nosotros cuando se entere que usted está en mal estado y no le informamos?

-No quiero darle más preocupaciones- dije incomoda, desde mi llegada Matteo se había ausentado del trabajo más veces de las que en diez años ya lo había hecho, no quería seguir interfiriendo con su empleo - tienen razón debo ir a un hospital-suspire resignada, Elías y Doménico suspiraron aliviados- ¿por qué no le avisan al idiota ese que cree que no noto su presencia? - dije divertida.

- ¿Está bien si le avisamos al agente Amaduzzi? - me pregunto Doménico, asentí porque sabía que si ellos le ocultaban esto él sería capaz de dejarlos sin trabajo por el resto de sus vidas, tome mi móvil comunicándome con mi padre.

-Diga- dijo la voz de mi adorado papá Bartolomeo se escuchaba tan profesional y varonil que entendía porque tantas mujeres estaban detrás a de él, siendo conscientes que no sentía ningún tipo de atracción por ellas.

-Papi soy yo- suspire algo tensa- no me he estado sintiendo bien, quiero ir a hacerme una revisión al hospital ¿crees que alguien pueda atenderme sin cita previa? - pregunte.

-Mi pequeña que preguntas tan tontas, estaré esperándote en la puerta le hospital- salí de la oficina dándole nuevas indicaciones a mi asistente, la camioneta fue abierta por mis dos escoltas, estaba a punto de quedar dormida cuando mi móvil vibro, lo saque de mi cartera para ver que era una llamada entrante de mi novio.

- ¿Qué tienes? - fue lo primero que escuche cuando la llamada conecto- ¿por qué vas para el hospital? ¿te sientes bien? - me bombardeo en preguntas- joder esperen un minuto- escuche que grito detrás- Bianca habla de una buena vez- dijo airado.

- ¿Quieres calmarte? - dije divertida- voy a esa revisión pendiente que tenía, porque me sentí algo mareada es todo- omití algunos detalles, Elías empezó a hacer muecas divertidas en mi dirección- todo está bien- le asegure- ¿Dónde estás tu? - le pregunte para desviar el tema.

Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora