Capítulo XVII

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-Entiende no lo hare y si los superiores quieren despedirme que lo hagan- dije enojado desde mi oficina- no pienso dejar esta ciudad hasta que Bianca y mis hijos estén en mis brazos ¿lo comprendes? - le dije a Zack que estaba tratando de convencer...

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-Entiende no lo hare y si los superiores quieren despedirme que lo hagan- dije enojado desde mi oficina- no pienso dejar esta ciudad hasta que Bianca y mis hijos estén en mis brazos ¿lo comprendes? - le dije a Zack que estaba tratando de convencerme para volver al campo, el director de la agencia me entendía, ni siquiera me presionaba, me había dado unos meses de licencia que yo no había tomado y simplemente me quedaba trabajando en la oficina.

-Matteo te necesitamos en el campo, tu mente hace falta migo- dijo tratando de convencerme- nadie quiere quitarte tu trabajado estoy aquí por mi cuenta porque siento que estas dejando tu vida por una estupidez- me enoje al ver la poca delicadeza con la que hablaba de mi situación- Bianca está siendo injusta contigo, supéralo termínale y vuelve a tu vida sencillo.

- ¿Te estas escuchando, aunque sea un poco? - le dije furioso- ella no es solo mi novia, es mi mujer y la madre de mis hijos imbécil- reclame histérico a punto de golpearlo- que ella no me quiera ver es mi maldita culpa, la deje en una casa de reposo mental porque no podía hacerme cargo de su depresión cuando yo estaba cayendo en una- confesé por primera vez.

Para cualquiera yo era un deslamado, sin embargo, nadie veía lo que yo pasaba, la culpa estaba comiéndome vivo, ver a mi novia apagarse me estaba pasando factura y estaba perdiendo la cabeza, tenía pesadillas con Bianca y mis hijos muertos, no dormía y no comía como ella, ambos estábamos matándonos sin darnos cuenta y lo único que se me ocurrió fue aceptar la propuesta de mis suegros para buscar ayuda.

-Hermano te extraño, enserio lo hago, no quiero que me veas como el malo, quiero que vuelvas a ser tú- me recordó- aquel Matteo despreocupado que lo único que lo ataba era su madre y su trabajo, salíamos de fiesta, celebrábamos y disfrutábamos de la vida- dijo mencionando mi anterior estilo de vida- tienes solo 28 años genio y te ves como si ya tuvieras cuarenta, estas apagado, más delgado y tu cara de cansancio demuestra que no duermes de forma correcta hace mucho tiempo.

-No estoy listo para ir al campo, me tome un descanso porque lo merezco y porque la mujer de mi vida no quiere verme- dije desplomándome en la silla- la única forma en la que me permitió hablar con ella fue porque le suplique me dejara hablar con nuestros bebes – recodar ese momento me daban ganas de llorar hasta dormir- cada que la veo, su mirada fría se clava en mí, se va a cumplir un mes de terapia y casi dos meses desde lo que paso, mis bebes van a nacer porque dentro de poco llegan a terminó y ella ni siquiera puede mirarme a la cara- solloce- ya no soy ese Matteo fiestero que solo vivía por vivir, ahora tengo un motivo para hacerlo y un bastardo enfermo me lo arrebato ¿no entiendes que no puedo ayudar a nadie en estas condiciones?

-Lo siento amigo, siempre supe que Bianca era importante no sabía cuánto- dijo preocupado – no quería presionarte de esa forma, ¿cómo va tu terapia? dices que también te sientes deprimido y ahogado ¿cómo van las cosas contigo? - me pregunto interesado, suspire sin saber que reponerle yo tenía muchas cosas por sanar; lo de mi padre, la enfermedad mi madre, mi falta de figuras paternas, toda mi turbulenta relación con Bianca y ahora esto, el perderla me había llevado a un colapso mental impresionante- Sabes que cuentas conmigo hermano, si necesitas algo y puedo ayudar pídelo-dijo palmeando mi hombro.

Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora