Capítulo XXIII

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Verla partir fue la cosa más difícil que había hecho en mi vida

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Verla partir fue la cosa más difícil que había hecho en mi vida.

Me prometí que nunca más iba dejarla y estaba haciéndolo por segunda vez, aquel día en el que ella subió a ese auto para irse fue el momento en el que todo mi mundo se derrumbó, nunca más escuché su voz, no pude volver a verla o despertar a su lado, casi cuatro meses tuvieron que pasar para que encontráramos una pista de esas dos mujeres que estaban jodiendo mi vida.

Fue Zack un gran apoyo para superar todo esto, jamás dejo de buscar conmigo y sin importar cuantos casos teníamos él trabajaba codo a codo conmigo sin dormir, sin perder el rastro o cualquier insignificante pista; estaba a mi lado cuando mis pequeños caminaron sin ayuda de nadie o dijeron más que mamá o papá como palabra y no estuve a su lado, me sostuvo cuando lloré desconsolado viendo lo que Elías y Doménico me enviaban informes de mis hijos porque tenía prohibido saber de Bianca. Era quien me cuidaba cuando estaba ebrio con la foto de mi mujer en mis manos.

Cuando me dijo que había encontrado a esas mujeres en Anzio y Reginaldo salto de su silla informando que ese era el lugar donde estaba Bianca casi sentí mi muerte, no hubo replica alguna cuando todos movilizamos a un escuadrón entero para esa ciudad costera, me sentí orgulloso de saber que ella lo había recordado y eligió un lugar donde los dos podíamos tener una conexión.

-Entrare yo- dijo Zack viendo la cafetería en donde estaban las mujeres, vi como Reginaldo mordía su labio nervioso, sabia lo difícil que fue para todos hacer como si Bianca no existiera o hubiera muerto, los señores Ricci ni siquiera dieron posibilidad de cercanía con las gemelas por que tomaron un crucero de cinco meses con sus hijas y llegarían hasta dentro de poco a Italia.

Todo se salió de control cuando Zack anuncio que mi cachorrita estaba dentro de la cafetería, empezamos a movilizar todas las unidades y dentro del lugar no pude evitar mirarla, estaba completamente diferente, su cabello ya no era castaño largo era un rojizo cobre que le daba un aspecto juvenil demasiado corto, veía algunas perforaciones un tatuaje en su brazo y no podía creer que se hubiera cortado su hermosa melena.

Escuche como ella hablaba con su tía, intente negociar con ella y fue en ese momento cuando vi como mi impulsiva prometida nos daba la oportunidad que necesitábamos para atrapar a esas mujeres, no conté con que Louise se atreviera a dispararme, vi de reojo como mi brazo sangraba, mi suegro se inclinó para cubrirme y llevarme lejos escuchaba los gritos de Bianca llamándome.

-Vas a estar bien solo es una herida en el brazo- dijo Reginaldo vi el terror en su rostro- una maldita ambulancia- grito mi jefe, los paramédicos llegaron en tiempo récord para llevarme al hospital, retiraron la bala sin necesidad de cirugía y me vendaron, escuché como alguien gritaba en la entrada- ¿Cuánto quieres apostar a que es la arrebatada de mi hija? - dijo Reginaldo recostado en una de las paredes.

-Que no soy Ainoa Miller, joder mi nombre es Bianca Ricci y soy la maldita prometida del agente Amaduzzi- suspire divertido por su escándalo, la puerta de mi habitación se abrió dejando ver a mi novia ella estaba vestida como jamás pensé que la vería, traía una camisa de tirantes blanca con un pantalón con algunos rotos y cadenas; sin importar como luciera ahora seguía siendo la mujer más hermosa y sexy de mi mundo- Matteo- dijo en un jadeo.

Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora