Mi cabeza dolía no sabía que había pasado, lo único que recuerdo fue como mi padre me había dicho que Eduardo envió un mensaje de ayuda, me empeñé en acompañarlo y durante el recorrido un auto nos golpeó, sentía como mi frente estaba humada, al abrir mis ojos pude notar que estaban vendados igual que mis manos atadas y mis pies, empecé a moverme desesperada porque existía una respuesta para esto.
- ¿Bianca? - escuche la voz de mi padre Bartolomeo- cariño ¿estás aquí? ¿estás bien? - pregunto nuevamente con ansiedad en su voz, escuche un quejido infantil y me desespere al escuchar la voz de mi hermano Eduardo preguntar por papá- pequeño ¿estas bien? - pregunto con voz aterrada mi padre escuche como mi hermano lloraba- Bianca hija respóndeme- pidió desesperado.
-Estoy bien mi cabeza duele- asegure – ¿Dónde estamos? ¿Qué sucedió? - le pregunte, antes de que él pudiera responder escuche como una puerta era abierta, la venda de mis ojos fue arrebatada y tuve que parpadear varias veces para enfocar mi mirada, busque a mi padre y mi hermano viendo como estaban a mi lado, levante la mirada y tuve que tragarme un grito cuando vi quien estaba frente a mí.
-Mi pequeña niña- dijo Rafael Ambrosio frente a mí me agite hecha una furia- mira como estas de grande y bella amor- suspiro tratando de acariciar mi rostro me aleje evitando que me tocara- voy a tener que trabajar mucho para doblegarte a mi gusto nuevamente- advirtió, vi como su mirada se enfoco en mi hermano que lloraba aterrado- miren a mi muchacho tan grande y valiente, lástima que seas una escoria como ellos- maldijo cacheteando a mi hermano.
-Déjalos en paz hijo de perra- grito mi padre enfrentándolos, Rafael se acercó y golpeo su rostro una y otra vez, Eduardo gritaba por clemencia y yo solo podía llorar desperada- podrás matarme a golpes, pero van a encontrarte eso te lo juro- amenazo mi padre escupiendo sangre, iba a darle un nuevo golpe hasta que decidí detenerlo.
-Déjalos en paz- grite desesperada – me iré contigo hare lo que quieras, déjalos ir- suplique, vi como mi hermano me miraba aterrado, Rafael sonrió acercándose para tomar mi rostro entre sus manos, sentí como su putrefacto aliento se acercaba a mi rostro quería gritarle cuanto lo odiaba, cuanto me repugnaba su existencia, eso lo haría molestarse y atentaría contra mi seguridad.
-Me encantaría creerte cariño- dijo con ese amor enfermo con el que siempre me observaba- me obligaste a matar a muchas mujeres buscándote ¿no te da ni un poco de remordimiento mandarme a la cárcel cuando lo nuestro era tan especial? - me pregunto acariciando mis piernas, llore aterrada por tener que vivir esto- me dejaste y te fuiste, ahora estas embarazada de ese niñato asqueroso- dijo mirando mi vientre con repulsión grite asustada cuando sus manos se posaron sobre mis hijos- no temas cariño me desharé de ellos cuando nazcan lo prometo- juro en mi dirección.
-Tocas a mi hermano, a mis padres, a mi novio o a mis hijos y te juro que jamás seré tuya- le asegure con firmeza- jamás volverás a tocarme porque primero te mato- lo amenace, su mano se levantó y golpeo con fuerza mi mejilla me queje por el golpe tan fuerte, sentí algo metálico en mi boca, mi mirada se posó en su rostro retándolo, tenía que concentrar su atención en mí.
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Destinos Inciertos (#3 trilogía distintos)
RomanceElla era una niña que no conocía el amor Él era un joven que no veía mas allá de la razón. Se separaron para no amarse, y el destino los unió para que jamás sucediera otra vez. Dos almas que sueñan olvidarse y que siempre estuvieron destinadas a e...