No vi a Jungkook en clase de expresión oral.
Su sitio estaba vacío, y no pude evitar pensar que su ausencia tenía algo que ver con aquel coche que había aparecido en el aparcamiento. Aunque habíamos estado hablando un rato, lo único que sabía de su vida durante esos últimos cuatro años era que vivía en casa de la abuela de Samuel.
No era del todo una ingenua, ni había vivido por completo apartada del mundo aunque algunas personas pudieran pensar lo contrario. Me había criado en una casa en la que había visto muchas cosas. Y el mes que pasé en la residencia de menores fue también muy instructivo. Había individuos que merodeaban por los alrededores del edificio tratando de reclutar a chavales para que traficaran con drogas. Había visto a chicos mayores que yo perder el conocimiento en medio de una conversación. En cuestión de un mes, conocí a chicos y chicas que se esfumaron sin más, perdidos en las calles. Tenía una idea bastante aproximada de por qué Liam tenía los ojos enrojecidos el día anterior, y era más que probable que los ocupantes de aquel coche con las ventanillas tintadas que había visto en el aparcamiento no estuvieran vendiendo galletitas de las chicas exploradoras.
Empecé a sentir un cosquilleo de preocupación al preguntarme en qué andaría metido Jungkook. Pero por debajo de la preocupación percibía otra cosa, algo que no estaba segura de querer nombrar. Porque Leanne tampoco había ido a clase, y yo no era tonta. Jungkook se había marchado del instituto. Y también Leanne. No sabía qué estaba pasando, pero posiblemente estaban juntos. Sentí en el centro del pecho una quemazón y me dije que algo que había comido me había sentado mal, que aquello no tenía nada que ver con el hecho de que Jungkook me hubiera cogido de la mano o me hubiera dicho que era preciosa cuando yo sabía que también se lo decía a Leanne aunque con una intención completamente distinta.
Me costó concentrarme en las explicaciones del señor Herrera acerca de los distintos usos del lenguaje. El profesor se paseaba de un lado a otro de la clase haciendo aspavientos mientras hablaba. Rebosaba entusiasmo. Miré mi cuaderno y vi solo media página de apuntes. Aquello no estaba bien. Me concentré y anoté todo lo que pude.
Cuando sonó el timbre me sentía un poco mejor respecto a mis apuntes. Salí al pasillo mientras guardaba el cuaderno en la bolsa y no me di cuenta de que Keilah estaba esperándome hasta que se puso a mi lado.
-Bueno, ¿te has pensado lo de formar parte del equipo de animadoras? -preguntó.
Cerré la solapa de mi bolsa e hice una mueca. La verdad era que no había vuelto a pensar en ello. Meneé la cabeza.
Suspiró, agarrando con una mano la tira de su bolso.
-Sí, ya me imaginaba que seguramente no te interesaría, pero, en fin, no se pierde nada por intentarlo.
No, desde luego, no se perdía nada por intentarlo. Ese lema resumía perfectamente mi vida en aquel momento.
-Bueno -añadió, abriendo la puerta que daba a la escalera y sujetándola-, hoy te he visto a la hora de la comida. -Se detuvo un instante mientras empezábamos a subir, apretujadas entre la gente-. Estabas con Jeon Jungkook.
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Dear Silence ▹ jjk
FanfictionUna historia sobre la amistad, el amor y encontrar tu propia voz. Ella aprendió que el silencio era su mejor arma. Él juró que siempre la protegería. Un relato luminoso sobre una joven valiente que lucha por expresar su verdad desde un refugio de si...