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No sabía qué hacer

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No sabía qué hacer.

Bueno, sabía que tenía que volver a casa y afrontar la situación, pero respecto a Jungkook no tenía ni idea de qué iba a pasar. Quería hablar con él y al mismo tiempo no quería.

No quería que en un momento así tuviera que preocuparse de... de nuestra relación. Acababan de matar a un chico que era como un hermano para él. No le hacía fatal tener que preocuparse de mí y de lo que pasaba entre nosotros.

Pero también me daba miedo lo que pudiera decirme.

Me asustaba lo que me haría sentir.

Al parecer, Jungkook no me había necesitado.

Di un respingo. Odiaba pensarlo, porque era horroroso y me dolía. Se me agarraba al pecho y me estrujaba el corazón, porque cuando había llegado la hora de cambiarnos los papeles, de que yo estuviera allí para ayudarle, otra persona se me había adelantado. Aunque sonara ridículo, era eso lo que sentía. Era un sentimiento real.

Y tenía la sensación de haberle fallado.

Cuando llegué a casa justo antes de la hora de cenar, pensaba que Darl y Rose estarían esperando en la cocina, listos para abalanzarse sobre mí en cuanto entrara por la puerta.

Pero no fue así.

La puerta de la biblioteca estaba cerrada y oí a alguien trasteando en la cocina.

Seguramente era Rose. Me paré en la escalera, consciente de que debía afrontar aquello de una vez, entrar en la cocina y dar la cara.

Pero subí corriendo y cerré la puerta de mi cuarto. Saqué el teléfono y dejé el bolso en el asiento de la ventana. Mi móvil había sonado mientras iba en el coche. Era Jungkook. Esta vez me había llamado desde su teléfono. Había dejado otro mensaje.

Sentí un nudo en el estómago al acercarme el teléfono a la oreja para escucharlo.

Oí un silencio y luego:

-Maldita sea.

No dijo nada más. Colgó.

Me senté en el asiento de la ventana y miré fijamente mi móvil. Con el estómago revuelto, me mordí el labio.

Quería a Jungkook.

Ay, Dios.

Estaba enamorada de él.

De eso estaba segura. El amor era aquel sentimiento de esperanza que se hinchaba dentro de mi pecho cada vez que le veía. Era esa sensación de que todo se me olvidaba cuando estaba con él. Era esa forma de quedarme sin respiración cuando me miraba intensamente. Era ese gemido que se me escapaba cuando me tocaba. Era... era ese sentimiento de poder ser yo misma cuando estaba con él, de saber que no necesitaba ser perfecta ni preocuparme por lo que estaría pensando, porque me aceptaba tal y como era. Y a pesar de todo...

Dear Silence ▹ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora