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Jungkook le acompañó a una sala de descanso que había al fondo del garaje

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Jungkook le acompañó a una sala de descanso que había al fondo del garaje. Era un cuartito pequeño y mal iluminado, con una mesa arañada y una nevera que zumbaba y emitía chasquidos, como si estuviera en las últimas. Sacó hielo del congelador y lo envolvió en el trapo más limpio que encontró.

-Lo siento mucho, tío -farfulló Liam al acercarse el hielo al ojo-. No sabía que estabas con ella. Se me ha ocurrido que estarías aquí y que podría lavarme un poco.

Hizo una pausa y giró lentamente la cabeza hacia mí. Yo procuré que no se me notara en la cara que tenía muy mal aspecto. Eché mano de mis muchos años de experiencia con Jungkook, de las veces en que el señor Shin conseguía atraparle y le daba una paliza.

-En serio, bebé*. No quería meterte en este mal rollo.

-Lo sé -susurré yo.

-Pero lo has hecho -replicó Jungkook ásperamente, sorprendiéndome-. Nos has metido en este mal rollo, a mí y a ella. Y eso no mola, colega.

Le miré con sorpresa.

El músculo de su mandíbula vibraba otra vez cuando bajó su teléfono.

-Samuel viene para acá. Prepárate. Está muy cabreado.

Me senté al lado de Liam, sin saber qué hacer aparte de quedarme allí sentada y procurar no ser un estorbo.

-No hacía falta que le llamaras. -Liam bajó el hielo-. Esto no tiene nada que ver con él. No te preocupes*.

-¿Que no me preocupe? Pero ¿es que te has vuelto loco o qué, joder? ¿Tú te has visto? Y vuelve a ponerte el dichoso hielo en el ojo. -Jungkook sacudió la cabeza-. Ha sido Braden, ¿verdad?

Reconocí aquel nombre: era el del tío al que había visto en el instituto.

Liam no dijo nada.

-Te dije que no te acercaras a él. Y también te lo dijo Samuel. Llevas dos días sin aparecer. A saber qué habrás estado haciendo para ese cabrón. Y fíjate en cómo estás ahora.

El chico bajó la barbilla y volvió a acercarse el paño con hielo al ojo.

-Pensé que podría recuperar lo que había perdido.

Miré a Jungkook y él advirtió mi expresión interrogativa. No esperaba que contestara, pero contestó.

-Liam, que es increíblemente inteligente...

-Tío... -masculló él en voz baja.

-Pensó que podía pasar basura para Braden. Moverla por ahí -prosiguió Jungkook, y no hacía falta mucha imaginación para saber qué quería decir con «basura»-. Pero vendió el género y no devolvió la cantidad de dinero exacta que debía devolver.

-Pero eso lo hace todo el mundo -argumentó Liam-. ¡Tú lo has hecho!

Tú lo has hecho.

Me quedé quieta, como si hubiera dejado de respirar. Miré a Jungkook. Sabía lo que querían decir con «pasar». Vender la mercancía que te daban con la promesa de devolver el dinero que sacaras a cambio de una retribución. También sabía que la mercancía a la que se referían no eran precisamente gafas de sol.

Dear Silence ▹ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora