.𝟚𝟛

27 12 2
                                    

Durante unos instantes, entrecortadamente, mi mente se aceleró, analizando cada detalle de lo que estaba sucediendo antes de tomar una decisión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante unos instantes, entrecortadamente, mi mente se aceleró, analizando cada detalle de lo que estaba sucediendo antes de tomar una decisión.

No pensé.

Actué.

-Sí -susurré.

Jungkook dejó escapar un sonido que procedía del fondo de su garganta. Un sonido grave y masculino, a medio camino entre un gruñido y un gemido, que me hizo estremecerme. Posó una mano en mi mejilla y bajó la cabeza, pero no me besó.

No.

Su aliento cálido rozó mi frente al tiempo que deslizaba la mano por mi mejilla y abría los dedos para agarrarme la nuca. La otra mano la posó en mi espalda, muy abajo, y al sentir su peso me derretí por dentro. La subió por mi espalda, dejando una estela de fuego a su paso. Cerré los ojos pestañeando cuando sus labios rozaron la curva de mi mejilla. Fue la más deliciosa de las locuras. Tensé todo el cuerpo, preparada para el instante en que nuestros labios se encontrarían.

Fue una presión dulcísima, el roce ligero como una pluma de sus labios sobre los míos. Una vez. Y luego otra. Sentí su caricia en todo el cuerpo, como una sacudida eléctrica que recorrió mis venas. Luego la presión aumentó.

Y entonces Jungkook me besó.

Un beso de verdad, tierno y maravilloso. Y, cuando se hizo más hondo, no actuó con timidez. Sabía lo que hacía y, aunque yo no, un conocimiento innato me dijo que no importaba. Sus labios mostraron el camino a los míos, y a mí se me encogieron las entrañas.

Fue un beso alucinante. Asombroso. Espectacular. Seguramente se me ocurrirían un par de adjetivos más para describirlo. Me dejó anonadada y, cuando apartó la boca, los dos respirábamos agitadamente. Apoyó la frente sobre la mía. Pasaron unos segundos sin que ninguno de los dos dijera nada.

Yo seguía sin poder pensar. No sabía cómo habían llegado mis manos al pecho de Jungkook, pero su corazón latía tan fuerte y rápido como el mío. Yo tenía la mente completamente en blanco mientras aspiraba su olor, una mezcla de perfume cítrico con un leve rastro de pintura.

-¿Te ha gustado? -preguntó apartando los dedos de mi pelo para deslizarlos por el borde de mi mandíbula.

Ponerme a gritar «¡Sí, Dios, sí!» seguramente habría sido un poco excesivo, así que procuré contenerme.

-Sí.

Sonrió, y sus labios rozaron los míos.

-Bien. Porque a mí me ha gustado muchísimo.

Volví la mejilla hacia su mano. Nada de aquello me parecía real, era como si estuviera soñando y fuera a despertarme en cualquier momento y a volver a la realidad, a un mundo en el que solo existían el pasado y un presente del que apenas me sentía partícipe. Una realidad en la que yo no acababa de dar mi primer beso. En la que no vivía cada segundo al tiempo que sucedía, sino que huía siempre hacia delante para luego echar la vista atrás.

-Deberíamos hablar de lo que vamos a hacer, pero quiero... -Jungkook respiró hondo y bajó de nuevo la voz, que sonó más ronca y áspera-. Quiero hacerlo otra vez.

Sentí de nuevo aquella especie de hinchazón en el pecho y pensé que iba a salir volando hacia el techo. Lo más sensato sería hablar, pero estaba harta de ser sensata.

-Yo... yo también.

Jungkook no vaciló.

Ladeó ligeramente la cabeza y sus labios presionaron los míos con mucha suavidad. El segundo beso fue tan asombroso como el primero, pero cambió pasados unos segundos. Se demoró un poco más, como si siguiera el trazo de mis labios, como si quisiera recorrerlos y memorizar su forma. Yo deseaba hacer lo mismo.

Me incliné hacia él al tiempo que subía una mano hacia sus hombros. Él deslizó una mano por mi espalda y me rodeó la cintura con el brazo. Me atrajo hacia sí hasta que nuestros pechos se juntaron. Una oleada de placer se apoderó de mí y, aunque nuestros cuerpos ya se estaban tocando, deseé que se tocaran más aún. Necesitaba estar más cerca de él. Sentí la punta de su lengua. El instinto me guio. Abrí los labios y...

Nos separamos bruscamente al oír un fuerte golpe en la puerta del garaje. Jungkook levantó los ojos y frunció las cejas.

-¿Qué demonios...?

A mí me cosquilleaban aún los labios cuando me soltó.

-¿Vamos a... meternos en un lío?

-No. Pero no debería venir nadie a estas horas. -Me miró apretando los dientes-. Quiero que te quedes aquí, ¿de acuerdo?

-Pero...

-Estoy seguro de que no es nada, pero quiero comprobarlo. -Soltó mi mano-. Quédate aquí de momento, ¿de acuerdo?

Crucé los brazos sobre la cintura y asentí con la cabeza. Se quedó mirándome un instante como si no supiera si creerme y luego giró sobre sus talones. Se acercó a la mesa de trabajo y cogió una barra metálica larga y fina.

Que cogiera una llave para cambiar neumáticos no era buena señal.

Echó a andar por entre los coches tapados, y yo no pensaba quedarme allí. Ni hablar. Todo aquello me daba muy mala espina. Le seguí justo cuando sonó una voz desde la entrada el garaje.

-¡Eh! ¡Jungkook! ¿Estás ahí?

-Dios -masculló Jungkook, y luego añadió en voz más alta-: Liam, ¿eres tú?

Se hizo un silencio.

-Sí. ¿Dónde estás?

Jungkook me miró y yo me acerqué rápidamente a él.

-Su... voz suena rara -dije, y era cierto. Como si se le amontonaran las letras al pronunciarlas.

Jungkook asintió con un gesto y me agarró de la mano. No dejó la barra de hierro mientras se dirigía a la entrada del garaje.

-¿Dónde diablos te has metido, Liam? -gritó mientras rodeábamos un coche que parecía estar hecho pedazos-. Samuel y tu abuela se están volviendo locos buscándote. ¿Por qué...?

Dejé escapar un gemido y me tapé rápidamente la boca.

Liam estaba junto a la entrada, de pie, de espaldas a nosotros. No llevaba camiseta. Su cabello castaño estaba hecho un desastre. Tenía un enorme hematoma en el costado, un horrible moratón rojo y azul.

Se dio la vuelta.

Jungkook se puso alerta y soltó mi mano.

-Maldita sea.

Liam levantó la barbilla, y aquello fue peor aún. Tenía un ojo de un feo color morado y tan hinchado que no podía abrirlo. Y un tajo rojo le cruzaba el labio inferior.

-Me he metido en un buen lío, colega -dijo mientras se acercaba.

· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·

Capítulo cortito, pero 🌷(ofrenda de paz)

Dear Silence ▹ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora