.𝟚𝟚

43 13 19
                                    

Jungkook condujo mi coche hasta el garaje Razorback

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jungkook condujo mi coche hasta el garaje Razorback. Era lo más lógico, dado que él sabía adónde iba y yo estaba hecha un manojo de nervios. Al principio, mientras salíamos del aparcamiento, no dijimos nada.

Yo aproveché esos instantes para pensar en algún tema de conversación.

-¿Te... te ha gustado la cafetería? -pregunté-. Ya sé que era... distinta.

En cuanto esas palabras salieron de mi boca di un respingo. ¿No se me ocurría nada mejor? Hablar del tiempo, por ejemplo.

Uf.

Jungkook se mordió el labio y me lanzó una ojeada.

-Estaba bien. Pero ¿por qué dices que era distinta?

-Porque... porque estaba pensando que antes... jamás habría pisado un sitio como ese. -Hice una pausa, preguntándome adónde quería ir a parar con todo aquello-. Los dos, quiero decir.

Deslizó una mano por el volante, tomando suavemente las curvas de la carretera.

-Entonces, ¿lo que de verdad quieres saber es si me siento cómodo en sitios así?

Abrí la boca, pero volvieron a atascárseme las palabras. Como siempre. Me puse como un tomate. Eso era lo que le estaba preguntando, ¿no?

-¿Ratón?

Sacudiendo la cabeza, me puse a toquetear la tira de mi cinturón de seguridad.

-No lo decía en ese sentido.

Se quedó callado mientras seguía conduciendo.

-¿No?

No supe qué decir.

-Pues parece una pregunta bastante obvia. Porque a fin de cuentas ya no llevamos el mismo tipo de vida, ¿no? -preguntó.

Le miré. Tenía la vista fija hacia delante, una mano sobre el volante y otra sobre el muslo. Mi reacción natural era quedarme callada. Si lo hacía, sabía que Jungkook pasaría a otro asunto, pero era yo quien había sacado aquel tema. Tenía que reconocerlo. No podía quedarme callada para siempre.

Soltando un suspiro, fijé la mirada en la camioneta roja que teníamos delante.

-No, pero... la verdad es que no pienso mucho en ello. Por eso no pensé dos veces lo de... la cafetería.

-Me siento tan cómodo ahí como en cualquier otro sitio -contestó Jungkook pasado un momento, con voz firme pero desprovista de emoción.

Le miré, sintiéndome completamente idiota.

-Seguramente te... te he ofendido. Lo siento.

-No me has ofendido -respondió achicando los ojos-. De verdad.

Apreté los labios y asentí con la cabeza. Jungkook y yo habíamos compartido muchas
cosas en el pasado, pero a veces tenía la sensación de que entre nosotros había un abismo. Podía quedarme allí sentada, pensando en ello, o podía intentar forjar un puente para salvar ese abismo.

Dear Silence ▹ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora