Subí de puntillas por la ruidosa escalera, encogiéndome de miedo cada vez que los tablones chirriaban bajo mis pies. No podía hacer ruido, o el señor Shin me pillaría. Y eso sería malo. Muy malo.
Avancé sigilosamente por el pasillo a oscuras. La señorita Harang estaba enferma otra vez, en la cama, pero si conseguía que se levantara ayudaría a Jungkook. Abrí la puerta poco a poco, muy despacio, para que no hiciera ruido y eché un vistazo a la habitación.
La lámpara de la mesilla de noche, encendida, inundaba el dormitorio de una tenue luz amarilla. La parte de arriba de la cómoda estaba llena de botellas marrones vacías. La habitación tenía un olor raro. A aire estancado. Me acerqué a la cama, apretando los puños. La señorita Harang estaba echada sobre las sábanas, pero no tenía buen aspecto. Pálida y quieta, parecía uno de esos maniquíes de las tiendas.
-Señorita Harang -susurré, infringiendo una norma.
No debía despertarla, pero Jungkook necesitaba ayuda. No se movió.
Me acerqué.-¿Señorita Harang?
Asustada, vacilé junto a la cama. La habitación se difuminó. Unas lágrimas ardientes se me agolparon en los ojos cuando cambié el peso del cuerpo de un pie al otro. Intenté llamarla de nuevo, pero no me salió la voz. El tirante de la camiseta le había resbalado hasta la mitad del brazo y su pecho no parecía moverse.
Empecé a darme la vuelta, quería ir a esconderme porque allí pasaba algo terrible, pero Jungkook estaba fuera y hacía tanto frío que antes, en el patio del colegio, se me habían helado los dedos sin guantes. Levanté mis hombros huesudos y corrí hacia la cama.
Alargué la mano, agarré el brazo de la señorita Harang. Su piel tenía un tacto frío, como de plástico. Aparté las manos, di media vuelta y salí corriendo de la habitación. La señorita Harang... No iba a poder ayudarnos. Estaba sola, y no podía abandonar a Jungkook. Volví a bajar los escalones con mucho cuidado y pasé sigilosamente junto al cuarto de baño, que olía a moho.
El señor Shin gritó una palabrota en el cuarto de estar y el corazón me dio un brinco, pero seguí adelante. Llegué a la puertatrasera. Poniéndome de puntillas, descorrí el cerrojo y su chirrido resonó como un trueno en la cocina. Giré el pomo.
-¿Qué demonios estás haciendo, niña?
Di un respingo, encogiéndome y replegándome sobre mí misma.
Me preparé para recibir los golpes. Abrí la boca. Mis gritos desgarraron el aire, atravesaron la casa y...
-¡Molly! ¡Despierta! -Unas manos me agarraron por los hombros y me zarandearon-. Despierta.
Incorporándome bruscamente, me desasí y me retrepé en la cama. Golpeé el aire con la mano derecha, perdí el equilibrio y oscilé al borde de la cama. La mano que me agarraba por el brazo izquierdo se tensó. Otro grito se formó en mi garganta. Mis ojos despavoridos recorrieron la habitación iluminada. El pasado refluyó lentamente, como una mancha de alquitrán y humo que se llevara la marea. No había botellas de cerveza, ni una mesa cubierta de periódicos. Miré los ojos oscuros de Darl. Su rostro cansado reflejaba preocupación. Tenía el pelo revuelto y la camisa gris arrugada.
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Dear Silence ▹ jjk
FanfictionUna historia sobre la amistad, el amor y encontrar tu propia voz. Ella aprendió que el silencio era su mejor arma. Él juró que siempre la protegería. Un relato luminoso sobre una joven valiente que lucha por expresar su verdad desde un refugio de si...