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La noche había llegado, y con ella un Jungkook a la casa de Jimin.

El alfa peli negro podía asegurar que ahora se encontraba más tranquilo, después de hablar casi por una hora con Jieun en su auto esta se bajó, agradeciendo su tiempo y disculpándose una vez más.

Jungkook había podido respirar cuando dio por finalizada aquella relación que desde un inicio no tuvo rumbo alguno. Ambos no eran compatibles en lo absoluto, y lo único que tenían en común era el hecho de dejarse controlar por sus padres.

Después, se dispuso a ir por las hamburgueses que Jimin había mencionado, yendo a comprarlas al restaurante de su preferencia.

Finalmente llegó al departamento del rubio, tocando el timbre con una de sus manos, mientras la otra sostenía la bolsa con su cena dentro.

—Hola-

Jimin había callado abruptamente, alejándose para dejarlo pasar.

El peli negro frunció el ceño. ¿Y su beso?

—Hola, bebé.— Jungkook quiso tantear acercándose pero Jimin nuevamente lo había esquivado.

—Hueles a Jieun. Mucho.— Comentó.

—¡Sobre eso! ¡Jimin todo salió genial!— Se emocionó al recordar que finalmente era libre de cualquier lazo con aquella chica.

El rubio había olfateado con desconfianza.

—Uh, lo siento, hablamos en mi auto.— Dijo el peli negro, luciendo más calmado.

Jimin trató de controlarse, pero era inevitable sentir disgusto ante el olor de la omega en su alfa. Sentía el disgusto latente en su pecho.

—¿Quieres que me ponga ropa tuya? — Sugirió.

Finalmente el rubio negó.— No, no. Lo siento, no sé porque estoy siendo así.

—Yo lo siento, debí haberme duchado pero fue tanta la emoción por verte que vine disparado.

Entonces Jimin sonrió, y segundos después se colgó de su cuello, hundiendo la nariz en el mismo queriendo dejarle una marca de aroma.

Jungkook se sintió con el corazón al mil. Le encantaba cuando Jimin actuaba así, le hacía sentir correspondido, pues el también quería de au aroma.

Entonces sintió como la pequeña nariz del rubio rozó su piel, bajando hasta sus clavículas, específicamente el lugar donde estaba la cicatriz de aquella marca. El alfa en cinta no dudó en hundir sus colmillos ahí, sacándole un ruido entre quejido y jadeó al peli negro.

—Ah, Jimin...

Jungkook se obligó a tomar al rubio de la cintura y acariciar ahí, buscando brindarle tranquilidad.

Momentos después sintió la lengua del rubio pasarse por ahí. Podía sentir a su lobo brincar ante la emoción que eso le causaba, Jimin parecía haber actuado cegado por los celos de oler a alguien ahí.

—Lo siento.— Murmuró, dejando un breve beso sobre la reciente herida.

Ahora lucía avergonzado y se ocultó nuevamente en el cuello del alfa.

—Está bien, ahora puede olerte en mi. Me encanta, cada vez percibo más el olor de minggukie.— Le dijo al oído.

Jimin rió contra su piel.

Se quedaron unos momentos en silencio hasta que el rubio habló.

—Cuéntame lo que pasó con Jieun. — Habló, separándose lentamente con una leve sonrisa en su rostro.

Ambos fueron inconscientemente hacia el sillón, sus piernas estaban pegadas a las del otro. Eran pequeños gestos que pasaban de ser percibidos, pero que los sentían calar en cada milímetro de su piel.

—Ella me confesó que nunca estuvo embarazada... me contó muchas cosas, entre ellas que su madre era una controladora de lo peor que la obligó a embarazarse. Ella me dijo que no quería, así que mintió sobre su estado en lo que pensaba que hacer. También me pidió disculpas.

—Woah, woah, alto ahí.— Interrumpió Jimin.—¿Hablamos de la misma Jieun.

La incredulidad era evidente. El rubio tenía una perspectiva completamente diferente de la omega, él había visto lo que ella mostraba al mundo, pero después de todo, ¿no es eso lo que todos logramos percibir de los demás? Solamente lo que cada quien está dispuesto a demostrar al exterior.

—Yo también sigo sorprendido. Pero realmente lucía arrepentida y...— Jungkook se mordió la lengua antes de mencionar el hecho del amor no correspondido de la omega, después de todo ella pidió que no le contara a nadie más, y Jungkook no era quien para ventilar los secretos de los demás.

—¿Y..?— Alentó Jimin a que siguiera hablando.

—Uhm, hicimos un plan. Diremos que lo perdió, así nos evitamos dar explicaciones. Después diremos que nuestra relación no funcionaría más por la distancia. Es simple.

El rubio asintió pensativo.—¿Le dijiste algo sobre... mi?— Cuestionó temeroso.

El peli negro negó.— Sé que ella se abrió en ese aspecto a mi, pero yo no puedo poner lo de nosotros en riesgo de que se enteren personas no deseadas. No cuando tenemos a minggukie en medio. Además, estamos cerca de la felicidad lejos de aquí, muy pronto.

—Está bien, pienso lo mismo. No es necesario ventilarlo ahora, ya habrá tiempo, ¿verdad?

El alfa peli negro asintió, sonriendo. Después se acercó de manera lenta y sugerente hasta tomar a Jimin de la cintura y besar dulcemente sus labios. El rubio correspondió al instante, poniendo sus manos en los hombros de este.

El beso había sido dulce, tranquilo, y suave. Eran momentos como esos que dejaban evidencia lo caídos que estaban por el otro. Era simplemente tan lindo y adictivo.

Finalmente se separaron, haciendo que un chasquido sonara por el movimiento de sus labios. Ambos se miraron fijamente, sonriendo.

—Comamos ya. Tenemos hambre.— Habló Jimin.

Jungkook rió embobado. Le encantaba cuando el rubio simplemente se refería a él y al bebé en una misma oración.

—¿Prometes no hacer tus mezclas raras?

—Tarde. Ya saqué la mermelada.

Ambos carcajearon, a pesar de que broma no era.

•     •     •

Cortitooo.

Probablemente haré un brinco hacia la mudanza, que emoción .

Alfa dominio || Kookmin OMEGAVERSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora