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El tiempo había pasado sumamente rápido, aunque para la pareja de alfas quienes eran nuevos padres, no.

Ellos habían sentido todos y cada uno de los días, cada hora, minuto, e incluso segundo.

Decir que fue fácil sería una total y completa falacia; mientras Jimin se recuperaba de su cirugía y del desgastante embarazo que tuvo, Jungkook tuvo que pedir dos semanas de permiso en su escuela, pues era el máximo periodo de tiempo que le otorgaban a los padres.

Contrataron a una omega algo mayor—no demasiado— que los ayudó en los quehaceres del hogar, llevando a cabo tareas como limpiar la casa, preparar comida saludable para Jimin, e incluso ayudar a cuidar a los bebés.

El alfa rubio se estaba recuperando sorprendentemente bien, la comida ya no le causaba malestar alguno, ademas de que estaba ganando algo de peso debido a que ya no tenía nada en su interior que le robara sus nutrientes.

Los bebés, para la suerte de ambos, solían dormir casi toda la noche, despertando únicamente a las cinco de la mañana para pedir de comer.

Cuando los cachorros cumplieron el primer mes de nacidos fue que agradecieron a la omega por sus servicios, despidiéndola debido a que ya no sería necesaria. Jimin se sentía más radiante que nunca.

Volvería a trabajar, y para su suerte podía llevarse a sus bebés a su propia oficina.

Ese día habían tenido su primer consulta después de nacidos para controlar que todo marchara de maravilla, y así había sido, ambos estaban muy sanos y fuertes.

Jimin también había sido evaluado, obteniendo muy buenos resultados, pues había recuperado más de la mitad del peso perdido, y sus exámenes sanguíneos arrojaron buenos resultados.

Ahora mismo se encontraba en su oficina terminando de llenar unos archivos que se le habían pedido. Mingguk dormía, mientras Jennie se encargaba de cargar a Minji en sus brazos, platicando con la bebé como si esta pudiera entender.

—¡Oh, dios! ¡Al fin! — Exclamó Jimin cuando los documentos fueron enviados.

—Shh.— Jennie lo hizo guardar silencio.— Minggukie duerme.

Jimin sonrió, acercándose a la pequeña cuna que ya había instalado en ese lugar. Su bebé dormía plácidamente chupando su pequeño dedo pulgar inconscientemente.

—Ay, esta niña es una hermosura como su hermano— Dijo enternecida.

—Obviamente, son mis hijos.— Presumió.

Y en realidad era así. Ambos bebés tenían la pequeña nariz del rubio, los ojos grandes y profundos como Jungkook, con la única diferencia de que la mirada de Minji se asemejaba más a la de Jimin. Ademas, Minggukie era el único de los dos que había heredado grandes labios, pues la niña parecía tenerlos más pequeños.

—Ay, ambos salieron muy parecidos a ti. Minji más.— Mencionó la omega.

Jimin la miró curioso.

—Quiero decir, tiene los ojos grandes como tu novio, pero no me vas a negar que cuando te mira es la misma mirada que tu das.—Añadió.

Jimin sonrió.— Lo sé, mis amigos piensan lo mismo.

—Minggukie tiene los ojos idénticos a Jungkook, pero ese piquito es tuyo, además la nariz de ambos luce como la tuya, ¡Son tan lindos!

De repente, Jimin pudo ver al pequeño removerse en la cuna, después abrió lentamente sus ojitos luciendo desconcertado.

Cuando miró a su padre su mirada se suavizó.

Alfa dominio || Kookmin OMEGAVERSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora