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La semana treinta y cuatro había llegado, cada vez faltaba menos para que la tan esperada fecha llegara.

Jimin había acudido a chequeo cada semana sin falta alguna, además de haber mantenido un reposo absoluto. Y, si por él fuera, iría todos los días a consulta.

Jungkook incluso había pedido tomar la mitad de sus clases en línea, solo teniendo que asistir un par de horas antes de volver a casa para estar con el rubio y auxiliarlo en todo lo que necesitara.

El alfa peli negro se encontraba cursando el ultimo periodo de clases, el cual constaría de tres meses más antes de graduarse. Aún así, su prioridad ahora era solo su alfa, la escuela era un segundo plano, aunque no la descuidaba.

El rubio cada vez se sentía más inútil y fue imposible para él estar desanimado la mayor parte del tiempo. Los bebés ya no se movían con la misma frecuencia y había veces en las que lloraba por la ansiedad que le causaba sentirlos tan quietos, aunque después sentía movimiento y por fin podía respirar.

En la última consulta que había sido efectuada el día anterior las cosas habían ido algo un poco más calmadas, pues su pequeña minji estaba pesando poco más de los dos kilos, y aunque el pequeño minggukie aún no rebasaba esta cifra tan poco era algo alarmante.

Jimin también no había logrado subir de peso, pero al menos esta vez no bajó.

El cordón seguía enredado en el bebé, pero según el doctor, menos que antes, y eso le daba un sentimiento parcial de alivio.

El alfa rubio también sentía que se aburría, todas sus tardes se basaban en hablar por videollamada con su mejor amigo, Taehyung, ya que el omega le permitía desahogarse con él, a pesar de no ser bueno con las palabras su compañía a distancia era reconfortante.

También había platicado con Hoseok y Taemin, estos si que eran bueno haciéndolo sentir mejor y con esperanzas.

Cabía mencionar que Jungkook se empeñaba en cocinarle comida deliciosa todos los días, y este la acababa sin problemas, aunque probablemente después viniera una reacción para nada buena por parte de su organismo.

Cada día que pasaba podía sentir a sus bebés en sus brazos.

Otro de sus pasatiempos favoritos era pedir cosas lindas por internet para sus cachorros, pues le emocionaba el momento en que llegaban a su casa y debía desempacar.

Jungkook por su parte había días en los que se sentía sumamente cansado, pero luego veía a Jimin y este le hablaba con tanta ilusión acerca de sus hijos que se le olvidaba todo lo demás y se permitía perderse en esos lindos ojos que lo miraban con amor, en ese lindo rostro que sonreía por la misma razón que su corazón latía.

Fue para la semana treinta y cinco que las cosas comenzaron a andar extrañas.

Jimin se levantó ese día sintiéndose extraño, no era nada especificó, mucho menos algo que pudiera comprender alguien ajeno; solo se sentía realmente extraño.

No quiso comer su desayuno alegando no sentirse bien del estomago, y fue la expresión perdida en su rostro lo que causó que el alfa peli negro activara sus alarmas, pues Jimin amaba tomar el desayuno.

Ese día fue a la escuela, pensando en como el día anterior el doctor había hecho su revisión correspondiente a la semana treinta y cinco y sus bebés habían aumentado significativamente de peso. La niña ahora estaba en los dos kilos y medio, con cuarenta y tres centímetros; mientras que el niño se encontraba en los dos kilos doscientos con solo cuarenta centímetros.

El doctor había decidido que llevarían acabo la cesárea en dos semanas más para no arriesgar tanto a Jimin como a los bebés, pues aún le preocupaba el hecho del cordón enredado y la catástrofe que este podía causar si los cachorros decidieran salir antes.

El alfa peli negro se encontraba en medio de una exposición con su grupo de amigos cuando sintió su celular vibrar en el bolsillo. Inmediatamente su corazón latió con rapidez, su lobo inquieto como si este supiera algo que su parte humana ignoraba.

Y cuando notó aquel mote cariñoso con el que tenía a Jimin agendado no dudó en alejarse de la pizarra donde sus amigos yacían parados frente a esta.

—¿Pasó algo?—Preguntó con inquietud.

Lo que no sabía es que Jimin al otro lado estaba a punto de perder la razón.

Había comenzado a sentir leves calambres que al principio trató de no asustarse, confiando en que podían ser los que daban semanas antes. Pero en cuanto estos se intensificaron y sintió un horrible dolor punzante en su vientre fue que marcó a Jungkook con urgencia.

K-kook... ah. Me duele. L-los bebés-

El alfa peli negro no necesitó oír más para salir corriendo sin dar explicación alguna, dejando tanto al grupo como a su profesor desconcertado.

Jimin se había recostado por el miedo a romper la fuente que tenía, confiando plenamente que esto sería menos posible si se recostaba.

Jungkook ya había salido a conducir, tratando que la desesperación no nublara su razón. Necesitando llegar lo más rápido posible a casa para llevar a Jimin a casa.

Tomó su celular cuando el semáforo estuvo en rojo y realizó una llamada.

¿Jungkook?

¡Doctor! ¡Dígame que está en el hospital! ¡Jimin está sintiendo las contracciones!

La desesperación era evidente a estas alturas.

Tranquilízate, mi cuñado me marcó diciendo que trae a Jimin para acá, él le llamó hace unos minutos y sonaba muy mal, es mejor que lo traiga porque está más cerca. Deberías pasar a tu casa por ropa para Jimin y para los bebés...

¿É-el estará bien? E-es muy pronto-

Jungkook. Jimin y sus cachorros estarán bien. Ellos ya pueden nacer, a pesar que no es lo más recomendable. Probablemente al niño lo tengamos en incubadora- debo colgar, estoy preparando todo.

Sí, si.— Se apresuró en decir.— Dígale a mi alfa que estaré ahí pronto para conocer a nuestros cachorros juntos.

Lo haré. Hasta muy pronto.

Jungkook murmuró una despedida antes de colgar y avanzar.

Si bien, quería estar ya con Jimin, necesitaba ir por la ropa de este y para sus cachorros, pues ya tenían elegido lo que estos vestirían en su primer día de vida.

Trataría de llegar lo más rápido posible.

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Mañana les subo el tan ansiado capítulo.

Díganme, ¿creen que minggukie la logre?

Alfa dominio || Kookmin OMEGAVERSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora