Capítulo 16: El refugio

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⚠️Nota: este capítulo posee escenas con contenido adulto. Para mayores de 18 años. Si afectan la su sensibilidad puede elegir no leerlo o obviar los párrafos de dichas situaciones. Aunque tampoco son imágenes ofensivas ni muy gráficas, al menos a mí parecer. Sin más, espero que lo disfruten.😅🤗😘

Lucía

Llevo varias horas mirando el techo de mi habitación pero no logro dormirme, no puedo dejar de pensar en lo que ha pasado está noche, necesito hablarlo con alguien. Sin pensarlo mucho agarró mi teléfono y le envío un mensaje a Aiden.

–¿Podemos vernos?– su respuesta se demora un poco en llegar, debe haber estado durmiendo.

– En mi refugio en 10 minutos–

Se refiere al lugar en que nos conocimos, el que es como una especie de estudio o algo. Nunca pensé que se refería a él como un refugio, porque ¿de qué tendría que esconderse alguien como Aiden?

Me pongo una sudadera gris con capucha y salgo por la ventana de mi cuarto tratando de hacer el menor ruido posible para que mi padre no se despierte. Al llegar abro sutilmente la puerta y me encuentro un muy despeinado  y sexy Aiden sentado en el reposabrazos del sofá oscuro. Madre mía cómo puede lucir tan increíble a pesar de acabarse de levantar.

–¿ Ya no puedes vivir sin verme Poppy?– me dice juguetón mientras se me acerca; eso fue como un pistolazo de salida para mí, me lanzo sobre él y me agarró de su cuello enterrando mi rostro en su pecho. Su delicioso olor me rodea como una capa protectora y los latidos de su corazón comienzan a relajarme. Él rodea mi cintura con uno de sus brazos y empieza a acariciar mi cabello con el otro.
Sus manos recorren la parte baja de mi espalda por debajo de la sudadera, la sensación es electrificante, me separo un poco y tiro de su cuello para besarlo. Cuando nuestros labios entran en contacto es como si todos mis problemas desaparecieran por arte de magia, el posible asesinato de mi madre, las mentiras de mi padre, todo pasa a un segundo plano, al menos en este instante, ahora solo somos él y yo, y todas las sensaciones gloriosas que experimenta mi cuerpo bajo su toque.

Mis manos recorren ávidas su fuerte espalda, elevo mis piernas para rodear su cintura y él coloca sus manos debajo de mis nalgas para sostenerme. Me lleva hasta el sofá, me recuesta en él y termina quedando encima mío, sus dedos rozan el borde de mi sudadera para subírmela y mi expresión se torna un poco asustada, o eso creo, porque la lujuria de su mirada se aclara y sus movimientos se detienen.

– No debemos continuar con esto, estás triste por algo y no quiero aprovecharme de eso–

Es tan tierno, que diga algo así que hace que mi corazón se acelere muchísimo. Intenta alejarse pero lo detengo.

– Yo solo no quiero hablar ahora, quiero olvidar, sé que no estoy lista para dar el gran paso, yo solo quiero, no lo sé, solo olvídalo– término diciéndole apenada y frustrada.
Ahora es él quien me detiene y comienza a dejar pequeños besos por todo mi cuello que hacen que la chispa del deseo vuelva a encenderse.

–Quieres que te de placer, eso quieres, no tienes por qué avergonzarte, siempre puedes contarme lo que sientes, jamás me burlaré– me dice clavando sus hermosos ojos en los míos y hay tanta verdad ahí, tanta paz.

Sus besos comienzan a descender por mi clavícula, sus dedos rozan la cinturilla de mi pillama y luego levanta la cabeza con expresión interrogante, la hago un gesto de aceptación y ciento sus dedos viajar a través de mis bragas y perderse en mi enterior, la sensación es incomparable, sus movimientos son lentos y contundentes, encuentra mi punto de ruptura y comienza a golpearlo de forma repetida sin dejar de besarme, el orgasmo llega como una ola de fuego abrazadora que lo incendia todo a su paso, mis terminaciones nerviosas se vuelven locas y espasmos de placer recorren mi cuerpo mientras muerdo ligeramente su labio inferior arrancándole un gutural gemido.

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