Capítulo 28: La traición

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Lucía

Después de vestirnos, Aiden y yo decidimos llevarle los documentos a nuestros padres, no podemos arriesgarnos a ir con la policía y que alguien corrupto les avise. Al llegar al estudio buscamos al señor Edward pero Elena nos comenta que tuvo que salir y que no volverá hasta el día siguiente. Mi padre decidió irse con Josi a su hotel como estaba planificado, al parecer esta lo convenció de que debía darme espacio y aceptó, claro, no se imaginó lo que estábamos haciendo en el piso de arriba si no le hubiese dado un infarto. Así que sin nadie más a quien recurrir decidimos esperar al día siguiente.

Me despido de Aiden y a pesar de que insistió muchisísimo en que durmiera con él, regreso a mi cuarto o bueno a mi excuarto porque mañana comenzaremos a mudarnos a casa de Josi. Extrañaré escabullirme para hablar con el demonio, pero dado que ya saben de lo nuestro lo más correcto es no vivir juntos.

Lo último que pienso antes de dormir es que las cosas que hemos descubierto cambiarán la vida de mucha gente en cuanto sean reveladas y espero que en su mayoría el cambio sea para bien.

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Hoy llevamos un día de perros y creo que hay perros que tienen mejores días que nosotros. La noticia de que Gabriel y Andrew están juntos ha recorrido todo el instituto como pólvora, sin embargo y por encima de lo que muchos puedan creer, ellos no negaron nada, entraron tomados de la mano con la cabeza bien alta y se despidieron con un pequeño beso en los labios en el pasillo de las taquillas, que dejó con el ojo cuadrado a más de uno, debo decir.

Por si eso fuera poco también se esparció la noticia del embarazo de Gía, la pobre lleva todo el día preocupada por lo que puedan hacerle. Le han pintarrajeado la taquilla con palabras como Zorra, Facilona y otras estupideces más, Selene y yo nos hemos turnado para no dejarla sola, Gía es fuerte, pero está embarazada y eso la hace más frágil, física y emocionalmente por eso no debe enfrentarse sola a los buitres del St.Matews.

Estamos almorzando en la cafetería cuando Vivian y su club de muñecas descerebradas se acerca con ganas de molestar.

-Pero miren que tenemos aquí, a Gía la regalada Renaldi dime, qué se siente ser el hazmerreír del instituto- le dice cargada de veneno.

-No lo sé Viv, por qué no nos cuentas tú, la chica que todos usan y tiran, incluso sus padres- le responde Gía con la misma ponzoña.

Todos los presentes ahogan un exclamación. Se que Gía está frustrada, jamás le hubiera dicho algo así ni a Vivian ni a nadie. La pelirroja se enoja e intenta saltarle encima pero sus súbditas la detienen.

-Al menos yo no tendré que ir por la vida cargando con un bastardo- arremete con sarcasmo.

-Maldita zorra, con mi hijo no te metas- le dice Gía intentándose poner de pie, sin embargo le coloco una mano en el hombro y la detengo.

-No puedes- le miro el vientre. -Pero yo me encargo- le guiño un ojo, me acerco a Vivian y le doy un puñetazo en la cara que la deja de culo en el suelo.

Ahora si que la gente está impactada. Sus amigas corren a socorrerla mientras ella se frota la mandíbula que comienza a hincharse.

-¿Por qué haces esto? Hacerle daño a otros no te hará sentir mejor ni arreglará tus problemas, aprende a aceptar y no pongas tantas etiquetas, utiliza el corazón por una maldita vez en tu vida- le grito enojada.

Su mirada está confundida y creo notar una chispa de arrepentimiento en sus ojos pero no dice nada.

-White, Mijailovish, a la Dirección, ahora- nos grita la profesora Rivas.

Las chicas intentan decir algo pero las detengo con la mirada. Al salir me topo con los chicos, la mirada de Aiden pasa veloz desde el golpe de Vivian hasta mi mano magullada e inmediatamente frunce el ceño de forma interrogante y yo alzo los hombros en gesto despreocupado. El pasa una mano por su rostro frustrado y le doy una media sonrisa de satisfacción que hace que él también sonría. Mi demonio siempre me comprende.

¿Y qué si te desafío?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora