¿Y qué si te desafío?

Capítulo 23: Inesperado

Lucía

Las cosas que vimos anoche fueron horribles, a veces me pregunto qué tan jodido debe estar alguien como para cometer actos tan repugnantes e inhumanos, no creo que el dinero o el poder sean suficiente motivo como para denigrar tanto a otra persona, el corazón de esa gente debe estar muy podrido, pero no pienso descansar hasta que paguen.

Las chicas me hacen gestos con la mano para que vaya a su mesa y me siento con ellas, en realidad con ellas y con todos, el panteón de las divinidades ya no existe, excepto claro por Vivian quién decidió sentarse con otro montón de superficiales cuando se dió cuenta de que los chicos se pasaron a nuestro lado.

–Tu papá vino ayer a casa y hablamos– me comenta Lucas bajito para que los otros no oigan.

– ¿Y qué pasó?–

– Pues nada, hablamos de hombre a hombre, me dijo cuanto amaba a mi madre y que no pensaba hacerle daño nunca– me dice muy serio.

– ¿Y?–alzo las cejas interrogante.

– Y, le creo, han puesto fecha a la boda para dentro de una semana–

– Ya lo sabía, papá me contó, estoy más que feliz por ello, también hablé con tu madre esta mañana y le di mis felicitaciones– le digo con una enorme sonrisa.

–¿ Qué secretean tanto?– pregunta Andrew.

– Bueno, damas y caballeros, me complace informarles que dentro de una semana habrá boda– les cuenta un sonriente Lucas.

– Siento discrepar en eso pero no pienso permitir que te cases con mi chica Harris– protesta Aiden

– Nuestros padres van a casarse imbécil, si quieres puedo golpearte para reordenar tus neuronas Lancaster– le digo haciendo un mohin de disgusto y provocando que todos rían.

– Cálmate fiera, solo bromeaba– suplica mi demonio.

Le hago un gesto de desenfado con la mano y dejó que me de un pequeño beso.

– Ay por favor, mi glucómetro está por las nubes, voy morir de diabetes– protesta Dean, quién ha regresado del viaje a casa de su abuela hace muy poco.

– Cáyate– decimos Aiden y yo al mismo tiempo provocando que todos vuelvan a reír.

De repente Gía hace una mueca de desagrado y sale corriendo como si una manada de leones hambrientos la persiguiera. Selene y yo decidimos seguirla hasta los lavabos y esperamos pacientes a que culmine  lo que parece una terrible escena del Exorcista. Cuando sale del sanitario podemos apreciar la palidez de su rostro, su cabello está despeinado y sus gafas corridas, parece un alma en pena.

– Creo que debemos llevarte a un doctor– interviene Selene.

– No será necesario– nos responde ella mientras vierte agua en su rostro.

– No puedes seguir evitándolo, llevas varios días enferma, debes saber que te pasa– le insisto

– Es que sé lo que me pasa, yo, este...estoy embarazada–

–¿Qué?– gritamos Selene y yo al mismo tiempo.

–¿Cómo, desde cuándo?– le pregunta una muy descolocada Selene.

– Debo tener unas tres semanas y con respecto a cómo, pues, eso creo que es obvio– termina sonriendo un poco.

–¿Y qué piensas hacer?¿Dylan lo sabe?– la interrogo yo.

– No tengo idea de que voy a hacer, Dylan lo sabe y está de acuerdo en apoyarme en lo que decida, pero, estoy aterrada, no quiero ni imaginar lo que pasará cuando mi padre se entere.– Nos cuenta con los ojos llenos de lágrimas.

Selene y yo la arrastramos hasta nosotras y la abrazamos fuerte.

– Decidas lo que decidas vamos a estar a tu lado en todo lo que necesites, sin importar lo que pase–

–Totalmente de acuerdo– me secunda Selene.

–Son las mejores amigas del mundo– Nos regala una enorme sonrisa y un fuerte abrazo.

–Las mejores de toda la galaxia– remarco al salir del lavabo.

– Las chicas súper poderosas– dice Selene y hace que choquemos los puños. Todas reímos y Gía parece más relajada, sin embargo puedo ver como el miedo tiñe sus ojos, esto es algo inesperado y será difícil, pero vamos a apoyarla en todo, porque para eso están las amigas, además, quién sabe, a veces las mejores cosas de la vida sulen ser las más inesperadas.

Ha sido más corto que los otros pero espero que les haya parecido revelador y les haya gustado.

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