Capítulo 8: El castigo

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Aiden

Estoy observando el jardín desde mi balcón cuando veo el cuerpo menudo de Lucía escabullirse desde su casa, en dirección al pequeño cuarto en que nos conocimos, el que es una especie de refugio para mi.

Me preguntó que ir a hacer a esta hora en ese lugar, tal vez esté tratando de encontrarme, aunque dado que lleva varios días evitándome (y que conste que me he dado cuenta de que lo hace) No creo que tenga muchas ganas de toparse conmigo.

Bajo por la escalera ornamentada que se encuentra en un lateral del balcón con más sigilo que James Bond y atravieso el jardín para encontrármela espiando por una ventana del cuarto.

Me acerco a ella desde atrás con cuidado de que no me descubra.

–¿Ahora también eres una acosadora Poppy?–

Ella pegó un brinco y se gira maldiciendo en voz baja.

–Ya quisieras que te estuviera acosando Lancaster–  responde petulante.

–O sí, pues yo creo que después de agarrarte de mi cintura como un koala e  intentar devorarme vivo en un cuarto oscuro, espiarme sería la siguiente fase del obvio enamoramiento que tienes por mí.–

–En serio que te lo tienes creído chaval. Yo no estoy enamorada de ti, ni siquiera me gustas– dice petulante.

–Tú síguete diciendo eso a ti misma Poppy, pero ambos sabemos que te mueres por volver a besarme– le digo caminando hacia ella y haciéndola retroceder. –Te mueres por que vuelva a pasar mis manos por tus muslos desnudos, es más, estoy seguro de que si meto mi mano en esa ridícula pijama rosa podré descubrir lo mojada que estás por recordar ese día.–

Ahora está totalmente atrapada entre mi cuerpo y una de las paredes, acerco mi cara la suya pero no la toco, está muy colorada y su respiración agitada, su pecho sube y baja con rapidez, lo que hace que me excite aún más.

Me alejo y ella suelta un pequeño gemido de frustración que hace que me den ganas de comérmela a besos aquí mismo. Por todos los santos esta mujer va acabar conmigo.

–No puedes negar que quieres otro de mis besos Poppy– comento mientras trata de parecer indiferente a lo que acaba de pasar, fracasando de forma estrepitosa por cierto.

–No, no es cierto, eres demasiado autosuficiente– dice nerviosa.

–Lucía cariño, dónde estás– escucho que la llamó su padre de lejos.

–Ya voy papá– dice mirándome fijamente.

– A mí también me gustaría– se paraliza y vuelve a mirarme. –A mí también me gustaría que volviéramos a besarnos– ella abre los ojos desmesuradamente como si no lo esperase y la verdad es que yo tampoco esperaba decirle algo así, abre la boca para decir algo pero su padre vuelve a llamarla.

Me lanza una última mirada penetrante y se pierde en la oscuridad hacia su casa y no sé porqué pero muero de ganas por escuchar eso que iba a decirme.

💙💙💙💙💙💙💙

Estoy en el pasillo de las taquillas y veo a Poppy acercarse leyendo algo en un tablet, va tan concentrada que choca con Gabriel y deja caer su bolso, él se lo recoge rápidamente y ella le sonríe como si lo hubiese salvado de una guerra. ¿Pero qué mierda? Solo le ha alcanzado el puto bolso. A mí nunca me sonríe de esa forma. A qué ha venido eso, no me importa un carajo a quién le sonría. Y ahora se ríe de algo que le ha dicho, ni que Gabriel fuera tan gracioso. Genial ahora parezco un niño pequeño al que le han quitado su juguete favorito.

¿Y qué si te desafío?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora