Una cena inesperada

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Faltaban apenas dos horas para que llegara su compañerito de cuarto. Siempre venía con voraz apetito, pero ella no tenía ganas de cocinar.
Se metió al baño, se depiló y no dejó ni un pelo rebelde en su cuerpo. Se dio un baño de inmersión relajante, con sales de color rosa y sabor a fresas. Aceitó su cuerpo, se secó mientras masajeaba su cuerpo con una toalla suave.
Eligió un monito negro, semitransparente, sutilmente sugerente. Se peinó y se maquilló apenas, resaltando su boca húmeda. Se calzó tacones rojos. Se miró y se vio apetitosa.
Cuando él llegó, ella le dijo con voz melosa:
-Amor, a tu cena!
-¡Ah, no! ¡Recién vengo de afuera! Vístete y ve tú a comprarla.
A las dos de la mañana, la policía aún seguía investigando la causa del asesinato.

ilargiluna
2/5/2022

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