Miradas ardientes

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Y permanecieron sentados, uno frente al otro.
¡Sus miradas decían todo!
Él la miraba con sus ojos vidriosos de deseo. Su boca entreabierta dejaba a la vista una lengua juguetona, deseosa de saborearla.
Ella tenía sus ojos entrecerrados y sus labios, que apenas se rozaban, parecían dejar escapar esos gemidos que salen solos, espontáneos, cuando el orgasmo es real.
Se sentían solos en medio de la fiesta.
De pronto sonó esa canción que los identificaba tanto.
Sin mediar palabras, se levantaron a la vez, mirándose desafiantes.
¿Quién se atrevería primero?
¡Los dos estaban decididos a todo!
Cuando ya casi se tocaban aparecieron ellos.
Salieron a bailar cada uno por su lado. Sus parejas no entendían nada, pero disfrutaron del baile como hacía tiempo no lo hacían.
Después de ese baile volvieron a hacerse el amor como solo ellos podían hacerlo. Dijeron que estaban cansados y permanecieron sentados...

ilargiluna

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